Antoni Tàpies accedió al mundo del arte a raíz de una enfermedad pulmonar que, en 1942, y con 19 años, le tuvo unos meses en cama. Si bien ya practicaba, de forma autodidacta, el dibujo y la pintura, fue entonces cuando se entregó plenamente a ello. En 1944, con 21 años y ya recuperado, comenzó sus estudios de derecho, que abandonó para centrarse en su producción pictórica. A finales de la década de los cuarenta empezó a exponer sus obras, que ya mostraban una gran personalidad, y con Joan Ponç, Joan Brossa, Modest Cuixart, Joan-Josep Tharrats i Arnau Puig, fundó el grupo de vanguardia y la revista Dau al Set (1948). Le interesaba el surrealismo, el psicoanálisis y la ciencia, iniciando amistades que serían fundamentales, como la de Joan Miró. “Lejos de los procedimientos descriptivos de los artistas surrealistas, sentía la necesidad de profundizar en las cosas y de adentrarme en este inconsciente colectivo, nada enfermizo y, por el contrario, fuente de vida”, recordaba en una entrevista realizada en el año 2002. Aunque sus primeras obras ya mostraban la influencia de Miró y Klee, pronto incorporó la temática mágica, las geometrías y los estudios de color que le conducirían a la pintura matérica. 

OBRAS EN LA COLECCIÓN DE ANTONI TÀPIES

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