Invitado por Joan Miró, Calder estuvo en Barcelona en 1932 y 1933. En su primera estancia, conoció a los miembros del GATCPAC, a quien ofreció un espectáculo de su circo en miniatura. Entre ellos estaba el arquitecto Germán Rodríguez Arias, uno de los introductores del racionalismo constructivo en Cataluña, con quien congenió. El año siguiente, cuando Calder volvió a la ciudad, se alojó en casa de Rodríguez Arias. Como agradecimiento, quiso regalarle dos obras: dos "stabiles", como las llamó Jean Arp, ya que se apoyan en el suelo y contraponiéndolas a los "mobiles", palabra con la que Marcel Duchamp había bautizado las esculturas aéreas de Calder. Hoy forman parte de la Colección MACBA.

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