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El eje central de esta nueva presentación de la Colección MACBA gravitaba en torno al cambio de paradigma que se produce en el ámbito artístico a mediados de los años sesenta y que se extiende hasta la actualidad. Si los relatos dominantes hasta la fecha habían abogado por la centralidad de la visión como sistema puro de recepción, en esta etapa se empieza a reivindicar la estructura lingüística del hecho artístico.

Así, el arte se abre nuevamente a lo narrativo, a la figuración y a la teatralidad. Las distintas disciplinas artísticas se interrelacionan y la celebración de la abstracción pierde fuelle, al tiempo que las utopías modernas se revelan insuficientes para abarcar las complejas transformaciones que está viviendo la sociedad. El interés se desplaza de la obra a quien la contempla, transformando al espectador en «agente». Las prácticas conceptuales amplían los intereses del arte al campo de lo político, mientras la nueva cultura de la imagen induce a los artistas a reflexionar sobre los modos en los que los medios de comunicación de masas configuran nuevas identidades e ideologías. La fotografía y el cine conquistan los museos y despliegan su potencial discursivo al presentarse como síntesis perfecta entre documento y ficción o, lo que vendría a ser lo mismo, entre poética y política. La presencia del cine, asimismo, en su devenir temporal, cuestiona el modelo museístico del cubo blanco.

Se trata de una selección que, en definitiva, proponía una relectura de la modernidad y ofrecía nuevos itinerarios y estrategias para acceder a la producción artística de los últimos setenta años.

La presentación de la Colección de este año da cuenta de las principales líneas que el Museo ha desarrollado a lo largo de estos diez años, intentado revisar los paradigmas dominantes en las narraciones del arte moderno de la segunda mitad del siglo xx. Se trata de una de las presentaciones más extensas –ya que incorpora un nuevo espacio expositivo, la recién remodelada Capella MACBA–, y quizás de las más complejas, puesto que a través de las nuevas adquisiciones se señalan posibles itinerarios y lecturas divergentes, continuidades y discontinuidades, de un trayecto del arte contemporáneo que se inicia a finales de la década de los años cincuenta y llega hasta nuestros días. El eje del recorrido es la centralidad de un paradigma visual en la concepción del arte moderno frente a una noción de teatralidad como su antítesis.


CAPELLA MACBA

La Colección se inicia de manera cronológica en la Capella MACBA con obras que surgen en el contexto de la inmediata posguerra europea, momento traumático y de reconstrucción, tras la Segunda Guerra Mundial. Las cuestiones que plantean las obras escogidas marcarán las diferentes líneas que muestra la Colección, a lo largo de las siguientes décadas. Estas cuestiones, que sin confundir intensidades, siguen vigentes hoy en día, se desarrollan a partir de la respuesta a la función que ha de asumir el arte en cada contexto histórico. El núcleo aglutinador de ese primer espacio es una noción de modernidad basada en una concepción autónoma y universalista de la visión, teorizada por los grandes críticos del último arte moderno del siglo XX, como Clement Greenberg y Michael Fried. Esta noción de visualidad se articula en este periodo a través de una legitimación de nociones de abstracción pictórica en las que la ausencia de referencialidad se identifica con la idea de una visión absoluta, en que el espectador es absorbido en una experiencia visual pura, en cierto modo descorporeizada, que comporta una anulación de sus condiciones físicas materiales concretas. La Colección muestra en este sentido las obras de Antoni Tàpies, Lucio Fontana, Philip Guston o Cy Twombly. Frente a esta tendencia pictórica contrasta otra de corte geométrico, a partir de la obra de artistas que pueden considerarse precursores de la abertura del espacio como forma de relación, como Alexander Calder, y especialmente aquellos vinculados al constructivismo como Jorge Oteiza, del que se incluye su película Operación H sobre la familia Huarte y Pablo Palazuelo.

Esta forma de visión se enmarca en una concepción de la experimentación artística circunscrita a la especificidad de los materiales y, tal como ha teorizado Michael Fried, se define por oposición a la noción de teatro, que implica lo discursivo, lo performativo y lo textual. Por el contrario, la fotografía y el cine juegan un papel relevante en la Colección, como dos de los lugares en los que se materializa la relación entre documento y ficción, poética y política. La Capella MACBA presenta obras de los fotógrafos de la «nueva vanguardia» de Barcelona de los años cincuenta, como Francesc Català-Roca, Oriol Maspons, Xavier Miserachs y Joan Colom junto a la película In the Street (ca. 1944) de la fotógrafa norteamericana Helen Levitt. Finalmente, la obra de Öyvind Fahlström sirve de nexo entre el espacio físico y temporal de la Capella con el edifico del Museo, en el que se expone la instalación Meatball Curtain (for R. Crumb) (1969). A pesar de su relación aparente con el arte pop, en cuanto al uso de imágenes de la cultura de masas (cómics, revistas, documentales, diarios) su obra subraya el aspecto poético-relacional, en el que se da la confluencia entre arte y poesía y la relación entre obra, espectador y espacio.


Nivel 1

Las novedades que presenta este año la Colección, de James Coleman a stanley brouwn o Isidoro Valcárcel Medina, pasando por Juan Muñoz, hasta Krzysztof Wodiczko, permiten profundizar en el cambio de paradigma que se produce de mediados de los años sesenta a finales de los setenta, por el que la celebración romántica de la visión como elemento absoluto que conformaba el paradigma epistemológico occidental fue progresivamente sustituido por el reconocimiento de la estructura lingüística del hecho artístico. Este cambio permitió la reintroducción de algunos aspectos que se habían reprimido, como lo narrativo, la figuración y la teatralidad al considerarse ejemplares de un arte moderno. Este proceso supuso transformar al espectador en un agente e incorporar la interpelación al sujeto, el papel del espectador, como elemento estructural de la obra dando cabida al «otro».

Asimismo se pasó de entender el arte como objeto a hacerlo como institución, de ahí la interiorización de una dimensión auto-crítica en la práctica artística. En este sentido es fundamental el trabajo precursor de Marcel Broodthaers, que significó el reconocimiento de su naturaleza discursiva y, por consiguiente, la posibilidad de que elementos no necesariamente artísticos sino discursivos, sociales y políticos se convirtieran en un lugar de intervención. Prueba de ello lo encontramos en la obra de Jo Spence, surgida del legado del feminismo, los estudios culturales y el activismo. En su obra Beyond the Family Album (1978) la artista explora los modos dominantes de construcción de identidades sociales, de los cuales el álbum familiar es uno de los medios fundamentales, y propone una reapropiación subjetiva y subversiva de los usos dominantes y populares de la imagen.

El recorrido por el nivel 1 se inicia con una selección de obras que indican la acentuación de lo político a partir del arte conceptual. En España, los trabajos conceptuales de mediados de los setenta mantuvieron un rasgo característico de oposición política que correspondía al clima del final de la dictadura, que se ejemplifica en el trabajo de artistas conceptuales catalanes como Grup de Treball y Francesc Abad. En 1968, en Argentina, un grupo de artistas entre los cuales se encontraban Daniela Carnevale, Roberto Jacoby, Eduardo Favario y León Ferrari denunció, en la exposición Tucumán Arde, las condiciones de la crisis económica de la provincia de Tucumán. Desde la sede de la Confederación General del Trabajo (CGT), este colectivo presentó documentación y promovió una campaña de contrainformación que utilizaba las estrategias de los medios de comunicación, llegando a celebrar una bienal de arte latinoamericano en la sede de un sindicato.

A mediados de los setenta la aparición de los equipos portátiles de vídeo dio lugar a una constelación de experiencias de comunicación descentralizada. En España fueron referencia las experiencias pioneras –únicas en muchos aspectos– del colectivo Vídeo-Nou / Servei de Vídeo Comunitari y de Muntadas (Cadaqués, canal local y Barcelona, distrito uno). En este mismo contexto, la Colección incluye la película de Joaquim Jordà Numax Presenta (1979) que documenta la experiencia de ocupación y autogestión de una fábrica en Barcelona a mitad de los setenta. Como contrapunto, se ha reconstruido una exposición que Antoni Llena hizo en la Petite Galerie de l'Alliance Française de Lleida (1969).

Esta reflexión sobre el creciente predominio de los medios de comunicación y de la cultura de la imagen a finales de los setenta es fundamental para entender una obra como On Subjectivity (1978) de Muntadas. El interés por los espacios colectivos y por investigar de qué modo los medios de comunicación modelan la experiencia individual de lo comunitario es uno de los aspectos que se desarrollan a lo largo de este nivel en la obra de artistas como Dieter Roth y Dan Graham. Alteration to a Suburban House (1978-1987) es una pieza emblemática del proceso de deconstrucción del legado moderno emprendido por esta generación de artistas posconceptuales (Edward Ruscha, Robert Smithson, Jeff Wall y el propio Graham). La obra de Graham adelanta inquietudes que a la larga serán dominantes en la esfera artística, como la concepción híbrida del trabajo artístico y el arquitectónico, el valor de uso y la atención a los fenómenos de la cultura popular, como la música rock, y la tensión entre espectador y la obra, entre lo público y lo privado.

Esta tensión, en la que el centro de interés se desplaza de la obra de arte al sujeto que la contempla, aparece también en James Coleman. La Colección MACBA incorpora dos piezas clave de este autor que suponen un ataque a la noción de autonomía visual que el arte moderno proponía, Slide Piece (1972-1973) y La Tache aveugle (1978-1990). El trabajo de Coleman es una refinada exploración de los procesos de percepción y de sus condiciones institucionales y emblematiza la manera que tienen ciertos artistas de recomponer aspectos del arte moderno sin renunciar al legado del conceptualismo y la crítica de la representación derivados de la explosión de prácticas experimentales neovanguardistas posteriores a 1968. En el ámbito español, el final de la década de los setenta contempla este interés por la redefinición de las fronteras entre la cultura popular y la cultura de elite. En este sentido se presentan los trabajos de artistas como Raymundo Patiño, Eulàlia Grau y Herminio Molero.


Nivel 2

La reintroducción de lo narrativo y figurativo fue entendida en muchas instancias, especialmente en nuestro país, como una especie de retorno al orden, de vuelta a la academia, más allá de los presupuestos vanguardistas del arte moderno. La última parte de la colección aborda maneras en que los artistas de los últimos años recomponen este legado, en particular la noción de teatralidad. Así, por ejemplo, en los años ochenta, algunos artistas como Jeff Wall, Suzanne Lafont y Juan Muñoz empezaron a utilizar métodos de puesta en escena. Jeff Wall, por ejemplo, fotografiaba escenas construidas imitando los procedimientos de la ficción cinematográfica, ampliando las imágenes en grandes transparencias retro-iluminadas. Salido de una práctica conceptual, con este trabajo Wall dio un giro a su actividad recuperando críticamente el programa baudelairano de la «pintura de la vida moderna», es decir un arte orientado a la representación de la vida cotidiana en la gran ciudad. Wall proponía así una salida a la autorreferencialidad del arte conceptual y tardo-moderno mediante el gesto de volver al origen de la modernidad artística occidental, que es también el origen de la fotografía. Se trataba de superar las limitaciones de un arte que se restringe a analizar y descodificar sus propias condiciones materiales e institucionales y salir de los debates que limitan la acción del arte en el mundo pero sin renunciar al legado de la crítica institucional. El modelo teatral aquí no reside solamente en los métodos de escenificación sino también en el tipo de imagen-cuadro, en la imagen representativo-alegórica que contradice la noción de visualidad autónoma moderna al introducir aspectos discursivos y performativos.

Los espacios escultóricos de Juan Muñoz operan en un sentido semejante, como escenografías de su propia presentación en el espacio expositivo y que recuperan tradiciones del truco visual, del trompe l'oeil y la retórica del barroco como elementos para una crítica de la visualidad moderna en que visión y racionalidad aparecen como sinónimos. Mediante este desplazamiento hacia los trucos visuales y la escenificación se da cuenta de la imposibilidad de mantener tal paradigma de visión-racionalidad moderna y la necesidad de incorporar los aspectos vinculados al cuerpo y la presencia del espectador. Su obra The Nature of Visual Illusion (1994) es, en este sentido, todo un manifiesto.

Uno de los métodos «teatrales» del arte reciente es el uso de formas narrativas y documentales, en donde los aspectos carnavalescos, paródicos y los géneros menores como la caricatura expresan una voluntad de dar cuenta de subjetividades minoritarias, que conservan un potencial transformador frente a los modelos dominantes. Estas formas de subjetividades comportan asimismo la adopción de métodos archivísticos que cuestionan los modelos epistemológicos visuales dominantes y exploran la vinculación de las representaciones y las imágenes con otros campos del saber, con las ciencias sociales. En este sentido se muestran las obras de Mabel Palacín y Pedro G. Romero junto a los trabajos de Maja Bajevi'c y Alejandra Riera.

Otro aspecto que ocupa este nivel se refiere a la incorporación del cine de exposición que en los años noventa aparece como una práctica que ataca el modelo museístico del cubo blanco. La presencia de un arte del tiempo en el espacio expositivo y de formas de espectáculo público suponen otras formas de participar y una implicación del espectador que va más allá de los modelos escenográficos de los años ochenta. Artistas como Harun Farocki o Krzysztof Wodiczko presentan con su obra una moderna arqueología del espectáculo, en que las formas de seducción de este son indisociables del desarrollo de las nuevas tecnologías de la imagen y las formas de control social derivadas de estas tecnologías. En sus obras aluden a las nuevas formas de espectáculo y de control, que constituyen una especie de nuevo inconsciente tecnológico y que asimismo generan una nueva cultura de la imagen que supera los códigos del cine tradicional. El recorrido concluye con la obra de Wodiczko If You See Something... , en que alude a la manera conflictiva con que el «otro» es hoy codificado en occidente después de la situación creada tras el 11-S. El inmigrante aparece como una sombra irreconocible, inasimilable, fantasmagórica. El miedo y la guerra permanente constituyen hoy condiciones históricas muy reales pero a la vez intangibles, inasequibles a la visualización.

Comisario: Manuel J. Borja-Villel
Producción: Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA)

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