“Hace medio siglo que me empeño en convertir los cruces en una parte esencial de mi trabajo, y hasta he adoptado la cruz como inicial de mi nombre y casi como un distintivo de mi obra.” Con el título Creus, ics i altres contradiccions, Antoni Tàpies comentaba, en un texto de 1994, la presencia de las cruces en el conjunto de su obra y la trascendencia de este símbolo en las diferentes culturas. “Cruces (y también equis) como coordenadas del espacio, como imagen de lo desconocido, como símbolo del misterio, como señal de un territorio, como marca para sacralizar distintos lugares, objetos, personas o fragmentos del cuerpo, como estímulo para inspirar sentimientos místicos, para recordar la muerte y, concretamente, la muerte de Cristo, como expresión de un concepto paradójico, como signo matemático, para borrar otra imagen, para manifestar un desacuerdo, para negar algo.” El cuadro pintado en 1973, Dues creus negres, te espera en las salas del MACBA: la presencia de dos cruces oscuras trazadas encima de un fondo blanco convoca toda la simbología de este signo tan propio de Tàpies.

OBRAS EN LA COLECCIÓN DE ANTONI TÀPIES

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