«Lo primero a revisar (respecto al concepto de mediación) (...) es la idea de que la mediación es conciliación. Lo segundo que la mediación de arte siempre parte y debe partir de ese campo. En tercer lugar, la insistente necesidad de crear conceptos relacionados con la mediación y la necesidad obsesiva de creer en ellos (...). Un cuarto aspecto a reconsiderar es que la mediación está hecha para los públicos; en consecuencia, todos los conceptos se construyen pensando en relación con ellos. En quinto lugar, que la mediación siempre tiene su objetivo final hacia afuera de la institución, y no hacia adentro. Y el sexto aspecto, que el hecho de que ocurra dentro de o vinculada a una institución le impide ejercer una crítica constructiva hacia el interior de ésta.»  

Mônica Hoff abre esta reflexión sobre el concepto de mediación en una conversación con Cayo Honorato que fue publicada en 2016 bajo el título Mediación no es representación: una conversación. Fue también una conversación sobre esta lectura lo que posibilitó la generación de un espacio que acabamos denominando Autoformación expandida, que tuvo su origen a partir de las reflexiones que Pablo Martínez forzó como responsable de Programas del MACBA en el equipo de Programas Públicos y Educación. Un espacio de lectura y reflexión sobre conceptos que atravesaban nuestro trabajo y posibilitaban re-conocernos, a la vez que nos contaminábamos con otras formas de estar juntas. Este espacio de texto se convirtió en un lugar esencial de estudio y fue capaz de romper con las lógicas neoliberales de la productividad tan comunes en el trabajo institucional. Pasó por varios fracasos y no siempre fue fácil de sostener en las tiranteces del disenso y el antagonismo.

Finalmente fuimos las coordinadoras quienes nos lo agenciamos y también quienes –después de meses impregnadas por las palabras de las otras y las discusiones sobre la necesidad de la mediación interna– decidimos, en un acto de coherencia, llevarlo más allá y compartir con el resto de compañeras del museo este espacio social a través del texto que surgía desde un lugar atípico, desjerarquizado, buscando una transversalidad total. Eso fue en mayo del 2020; aún nos estábamos acostumbrando al teletrabajo, sumidas en debates externos que imaginaban el museo pospandémico y que obviaban por completo el conocimiento situado de las empleadas subalternas. Nos juntamos para reimaginar un museo, el nuestro, pero sin darnos cuenta de que lo importante no era lo que queríamos hacer, sino lo que pasaba mientras lo estábamos haciendo, en la superposición de nuestras palabras y formas de estar en el museo. Todo ello apoyadas en textos de Yayo Herrero, Jaime Vindel, Fred Moten & Stefano Harney, Maite Garbayo, Manuel Borja-Villel, Gregory Sholette, Dana Kopel y Ursula K. Le Guin, entre muchos otros.

Nuestros encuentros han continuado desde entonces, con una periodicidad de una vez cada tres semanas y una duración de unas dos horas. Un tiempo personal que se pone a disposición de una colectividad desde donde repensarnos políticamente como trabajadoras de un museo público; transformarnos en el proceso de lectura, escucha y aprendizaje; sostenernos, disentir, cooperar a través de un entendimiento de todo aquello que nos es común. Pero también como un lugar desde donde forzar límites y procesos e intentar propiciar cambios institucionales.

Alicia Escobio, coordinadora de Programas Públicos del MACBA.


1Mônica Hoff y Cayo Honorato: «Mediación no es representación: una conversación». En Cervetto, R.; López, M. A. (ed.): Agítese antes de usar. Desplazamientos educativos, sociales y artísticos en América Latina. TEOR/éTica y MALBA, 2016, p. 155-168.

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