Ellos no pueden venir esta noche, 1985

Ellos no pueden venir esta noche parte de la literalidad de la pesca y también de su simbología para analizar cómo opera la memoria y el paso del tiempo, uno de los temas que siempre han interesado al artista. La obra consiste en un largo tubo de hierro apoyado sobre dos soportes del que cuelgan cristales rectangulares sujetados por hilos de pesca con plomos y anzuelos. Nacho Criado pesca fragmentos de memoria y rememora ausencias. Como explicaba el propio artista: «Ellos no pueden venir esta noche viene a recoger a todas esas personas que en un determinado momento te han ayudado en el trabajo: Rothko, Manzoni, Duchamp, Beuys, Mondrian, Klein, Maciunas… Es una forma de reconocimiento.» El reconocimiento de los referentes estéticos e ideológicos que le han marcado es una constante en la obra de Criado. Nunca dejó de hacer homenajes explícitos y de buscar inspiración en artistas que considera sus maestros. Entre sus referentes, destacan Mark Rothko (su primera exposición individual, en la galería Sen de Madrid en 1970, se tituló Homenaje a Rothko), Manzoni (1973), Beuys (1974), Duchamp (1977) y Zaj (1977). Ellos no pueden venir esta noche reúne esta serie de homenajes.

Un segundo aspecto de la obra es su materialidad. El vidrio, tratado de maneras muy diversas, aparece en casi toda la trayectoria creativa del artista. En este caso, permite que la obra incorpore la presencia física del espectador, que la altera levemente y genera un cierto movimiento. Por otra parte, mientras que el hierro es un elemento pesado, el vidrio aporta ligereza y fragilidad, una alternancia que remite a la propia metafísica de la ausencia y que añade lirismo a la obra.