Aunque muy frecuentemente explicamos Ràdio Web MACBA como un archivo de podcasts engrosado por el paso del tiempo, en realidad es mucho menos que eso... En este sedimento orgánico de voces, discurso y sonido que es RWM, conservamos todo tipo de formatos, expresiones, prácticas y duraciones, tal y como hace un archivo. Pero nuestra forma de trabajar con el audio, lo textual y otros accidentes aurales es demasiado caprichosa y voluble para el rigor clasificatorio del repositorio más básico. Tampoco cuando empezamos, en 2006, tuvimos la visión de archivo en el horizonte; se trataba más bien de un experimento casi a ciegas con la idea del podcasting, cuando apenas existían prácticas de esta índole en las que mirarse. El gesto casi reflejo fue abrazar la frescura del magazín, imaginándonos tal vez que el museo podría sostener el ritmo desgastador de un canal de comunicación propio, una radio fuera de la radio, tiempo antes también de que la capacidad de síntesis y de consumo de las redes sociales ocuparan y excedieran tal espacio.

Revisitar nuestro no-archivo ahora, el cúmulo de todas nuestras fases e intuiciones, evidencia que no sabíamos lo que estábamos haciendo. En todo caso testeamos, repetimos, cambiamos... Sobre todo, aprendimos. Había algo en el corazón de la propuesta, en la iteración compulsiva de un proceso que siempre se parece pero que cambia perpetuamente, que nos desbordaba. Esto es: todo lo que pide y lo que regala la escucha. Una escucha singular: empática, tensa, maniática. Empática porque precisa de una lectura frenética y un vocabulario concreto como punto de encuentro. Tensa porque nos desdibuja en pos de esa escucha, para luego borrarnos en el resultado final. Maniática, porque se repite, entre el eco y la psicofonía, en sus diferentes estadios: desde la primera fase de la investigación al placer sincero de la conversación, culminando en la repetición exhaustiva y exhausta de la edición, el diálogo con lo sonoro y la posproducción.

Para mí fue esa energía intangible y desbordante de compartir un espacio para estar «juntas con», escuchando, escuchándonos, lo que nos llevó a ponerla en el centro. Una nueva manera de repetirnos que pasa por entender cierta suspensión del tiempo como capricho y aprendizaje irrenunciable de nuestros procesos: tanto en ese momento central de las conversaciones –el material en crudo de nuestra producción, que se ha ido abriendo y colectivizando más de lo imprescindible– como en el proyecto en el que nos embarcamos en 2016 con el equipo más cercano y que ahora conforma el Grupo de trabajo de RWM. Sin saber con certeza lo que iba a ocurrir, nos propusimos juntarnos, una vez al mes, con el único objetivo de quebrar la inercia del productivismo. Y ver qué pasaba. O mejor dicho: qué nos pasaba. Este pensar haciendo ha sido casi cuántico: podemos afirmar que no ha pasado nada, ya que de algún modo seguimos cumpliendo con nuestras obligaciones básicas. Y a la vez ha pasado de todo, en especial lo que no llegábamos a imaginar: desde transferencias de conocimientos en múltiples direcciones hasta una librería colectiva de sonidos, nuestras primeras intervenciones en directo, talleres internos de antenas y algún otro disparate que nos quedamos para nosotras. Esta nueva interrupción llamada covid-19, tras un largo año de máxima vulnerabilidad, nos ha regalado otra inespera da certeza: el deseo resiliente de juntarnos más y seguir aprendiendo en la escucha.

Anna Ramos es coordinadora de Ràdio Web MACBA.

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