Procesión de Ocho, 2017

Procesión de ocho incorpora ocho pancartas independientes sujetadas con listones de madera y apoyadas en la pared. En lugar de los mensajes que esperaríamos ver, las pancartas muestran un lenguaje geométrico y cromático: una decoración festiva en forma de banderolas de colores. El cromatismo ha sustituido el discurso. La disposición de las pancartas y su altura escalonada crean un hilo invisible que une los triángulos de colores pintados en ellas como si se tratara de banderolas. Como explica la propia artista:

«Mi obsesión por la comunicación me lleva a buscar cosas que la gente reconozca fácilmente. Lo que me gusta de los objetos festivos es que podríamos decir que indican la forma en que está permitido comportarse o sentir. Es cierto que incorporar esta actitud de celebración y de fiesta al museo tiene algo de irreverente, pero al mismo tiempo este tipo de celebraciones son muy útiles como metáforas. Lo que me gusta de las fiestas populares o del carnaval es que compartes un buen rato con gente desconocida, y eso, a mi parecer, es muy hermoso. Imagínate cómo mejoraría el mundo si viviéramos con gente que queremos, cuando hay tanta gente con la que vivimos que no conocemos y no tenemos razones para quererles. En cierto sentido, estas celebraciones son una metáfora de la intimidad cultural o el espacio social que puedes compartir con desconocidos de forma positiva.» (Amalia Pica entrevistada por Ionit Behar, 2017)