El Museo Posible es una forma de acercamiento a la institución. Uno de los efectos colaterales de la creciente prominencia del comisariado dentro del campo de producción del arte ha sido la transformación de la dirección artística en una figura autoral, que debe dejar su firma en el museo. La llegada de una nueva dirección a menudo se anuncia como la de una nueva visión individual que reformará la institución a su imagen, marcando una «nueva época» que poco le debe al pasado. Esta manera de entender la función de la dirección no solo legitima y sirve para perpetuar unas relaciones materiales y de poder extremadamente jerárquicas y verticales, sino que pasa por encima de los saberes ya existentes. La intención es, sobre todo, generar el tiempo y espacio necesarios para aterrizar de otra manera, generando un contexto de escucha y aprendizaje mutuo entre la comunidad amplia que conforma el museo, de la que la dirección es solo una parte.

Concebido desde el principio a medio plazo, pretende interrumpir temporalmente el flujo productivo para desnaturalizar los hábitos y normas que han dejado de ser cuestionados y permitir el ejercicio de pensar colectivamente otras posibles formas de hacer. Lejos de hacer tabula rasa, se tratará también de compartir los conocimientos ya existentes e identificar los que aún son necesarios. Recuperando la historia de la institución, se volverá sobre ella para intentar poner en valor lo ya hecho, visibilizar proyectos truncados que puedan ahora recuperarse o reformularse, dar nuevo impulso a intenciones que no hayan pasado de ahí. El museo posible no es sólo el museo que podría ser y no es, la proyección ideal de unos anhelos no cumplidos. El museo posible es también lo que se puede, el marco de posibilidad que se abre, pero también restringe, a partir de lo que ya existe. No se trata ni del impulso vanguardista de producir lo nuevo a costa de rechazar el pasado, ni del instinto conservador de perpetuar lo dado, sino del afecto con el que se puede cuidar de algo para hacerle bien y no solo, ni siempre, para hacerlo crecer.