Realizada en 1969 y con una estética minimalista, Sculpture explora las implicaciones entre un concepto abstracto y un fenómeno natural como es el agua. Se trata de una obra autorreferencial: unas letras de plástico rojo que flotan dentro de una urna de plexiglás llena de agua forman la palabra “sculpture”. El movimiento constante y la aparente fragilidad del agua cuestionan de un modo muy físico la supuesta inmutabilidad de las palabras y las ideas: sometidas a la lógica de un elemento líquido, la palabra “escultura” se va transformando lentamente en distintos mundos imaginarios. Es una metáfora lingüística de la tarea del escultor: mientras que éste hace emerger figuras imaginarias de la materia, el poeta construye múltiples palabras y sentidos con las herramientas básicas del abecedario. Influido por la obra de Joan Brossa, Torres hace evolucionar la escultura hacia la palabra escrita en un objeto explorando las posibilidades del discurso como materia.