El análisis del gesto como símbolo de poder articula indistintamente tanto Portraits como Portrait. A través de la serie de once fotoserigrafías que componen la primera propuesta, Muntadas indaga en torno al discurso ante la cámara, una de las imágenes más recurrentes en el panorama mediático. La acción aparece aislada en el espacio y en el tiempo, mientras que la identidad de los personajes se presenta voluntariamente sustraída, en un intento por descubrir aquellos aspectos que configuran sus respectivas imágenes públicas. De este modo, el micrófono, verdadero estandarte de la contemporaneidad, no sólo adquiere un singular protagonismo, sino que se convierte en prótesis o quizás doble de quien lo utiliza. En Portrait Muntadas recurre al movimiento para investigar sobre el valor y finalidad de los estereotipos gestuales. Como si de una cadenciosa coreografía se tratara, van desfilando por esta video proyección manos desprovistas de cualquier rostro, en cuya variedad se adivina un discurso idéntico e incluso monótono. La lentitud con que son presentados estos gestos anónimos pone en evidencia los matices más inesperados, permitiendo, así, reconstruir el conjunto de intenciones que animan su hipnótica retórica.