¿El arte cura?

Las prácticas estéticas contemporáneas interactúan con la estructura de la realidad como interferencias que abren intersticios de problematización y ponen el mundo en acción. La singularidad de una propuesta reside en la parte de la realidad en la que se inscribe y en los procedimientos de su inscripción: cuanto más sutiles y precisos son éstos, mayor es su poder crítico y mayor el impacto de sus efectos. Esta es la perspectiva del enfoque de la obra definitiva y más radical de Lygia Clark, Estruturação do self (Estructuración del yo), una práctica experimental que se inscribe en la subjetividad del espectador y, más ampliamente, en la modalidad de subjetivación dominante, que es la base de la máquina de homogeneización que lleva el nombre de «consenso». Es en este mecanismo esencial de la producción de realidad en lo contemporáneo donde interviene la propuesta de la artista, reactivando en la subjetividad del espectador la función estética de la que depende la creación en la relación de aquel con el mundo. Poniendo la subjetividad en acción, Lygia Clark, a su manera, recupera el poder crítico y clínico del arte.
En febrero de 2001, Suely Rolnik fue invitada a dar una conferencia en el MACBA en el contexto de los debates Arte, locura y cura, vinculado a las exposiciones Zush Tecura y La Colección Prinzhorn: trazos sobre el bloc mágico. La conferencia se tituló "¿El arte cura?".