Los movimientos de vanguardia aspiraron a la renovación de la sociedad mediante la ampliación de la percepción humana, y ampliando tanto los materiales como los medios de creación, introdujeron el sonido como área de investigación. Pero no fue hasta la década de los cincuenta y los sesenta cuando se produjo una considerable producción, articulación y difusión del sonido como territorio asentado de la producción artística. El sonido y sus tecnologías de transmisión introdujeron, junto con el cine, un tiempo propio, como elemento integrante de la experiencia de la obra y la condición de su experiencia. El disco de vinilo -auténtico transmisor y popularizador dinámico del sonido- ha sido «colonizado» por los artistas, que se han apropiado de él para difundir sus obras sonoras.
Esta publicación obedece a la voluntad de incidir en la esfera de la creación musical y sonora, dentro de la producción cultural de nuestro tiempo, y trata aspectos tan diversos como los experimentos vocales, las innovaciones técnicas y conceptuales, desde las tradiciones experimentales de la música clásica hasta las formas más populares como el rock, el pop o el flamenco.