Con letras escritas con pan de oro en la pared o bien impresas en camisetas, Dora García inició, en 2001, su larga serie Frases de oro. Aunque el color dorado les otorga cierto preciosismo material, son frases siempre vinculadas al sentido común. Algunas proceden de personajes conocidos como Albert Einstein, pero la mayoría responden a propuestas de la artista. Eficazmente ambiguas, hay frases poéticas, otras crípticas, irónicas, burlonas, ocurrentes o provocadoras; siempre admiten más de una lectura y a menudo incitan a la acción. Planteadas como truismos y nunca como citas, actúan como potenciales o activadores del pensamiento. Las Frases de oro encapsulan la noción y la actitud de Dora García con respecto a la cultura, ya que la artista no separa el registro intelectual de la cultura de base. Más que una interpretación unívoca y una semántica cerrada, prefiere la libertad de lectura.