El color, junto con el dinamismo de volúmenes, ángulos y tangentes, fueron siempre grandes aliados de Helen Escobedo. “Mi intención es que mis esculturas no existan como obras de arte, sino que se puedan fabricar en serie a cualquier dimensión y en los colores necesarios. Pueden servir como elementos decorativos, como muros estructurales o como juguetes.” Escobedo se refería así a sus Muros dinámicos, una serie iniciada en 1968 y de la que forma parte Eclipse que supuso su acceso al lenguaje de la abstracción. De más de dos metros de altura y realizados con materiales ligeros –en este caso madera–, sus formas abiertas funcionan a la vez como escultura y como muro, como biombo y como puerta. Esta artista plástica mexicana crea hibridaciones mezcla de pintura y escultura, formas planas y líneas curvas, cierre y apertura. Sus objetos, herederos del minimalismo, apelan a los ritmos del arte cinético y a las bandas anchas del hard edge, este estilo pictórico marcado por las abruptas transiciones entre las diferentes áreas de color.