Carlos Bunga llegó a la práctica artística a través de la pintura, pero pronto constató los límites de este medio. El descubrimiento de la obra de Gordon Matta-Clark y sus “anarquitecturas” supuso un fuerte impacto en su trayectoria. Un creciente interés por la arquitectura y los procesos efímeros, reorientó su trabajo artístico, que enseguida fue cuajando en un método propio que lo ha llevado a sus grandes instalaciones o arquitecturas nómadas.

Las obras de la Colección MACBA corresponden a este momento embrionario de su método distintivo. Se trata de cuatro films que muestran el proceso de gestación y la investigación de la que nace este método. Elaborados en los años de formación, constatan los límites de la pintura y el interés por la arquitectura y por las construcciones en decadencia, sobre todo de ciudades como Porto o Lisboa. Realizados en un entorno doméstico y a pequeña escala, en estos films Bunga introduce el componente espacial en pintura, trabaja la idea de maqueta y plantea un nuevo decálogo de gestos que con los años han ido tomando cuerpo hasta configurar un lenguaje propio. Como el mismo artista explica: “Es el embrión, por decirlo de alguna manera, del inicio de un proceso de trabajo.” Carlos Bunga se aproxima a la idea de fragilidad, de temporalidad y de azar, elementos que recorren sus piezas posteriores.

Son de pequeñas estructuras realizadas con plástico pintado, en las cuales interviene un código del gesto: se trata de cortar la estructura, abrirla y recomponerla o investigar su presencia en el espacio. Respecto a Cut, y como explica el artista, “este vídeo contiene el pequeño gesto de cortar y abrir”. En Construction, Bunga deconstruye una pequeña caja de plástico y la recompone en diferentes estructuras. Shadow recorre la huella de un edificio, su memoria física. Y Sin título muestra una pequeña casita de cartón elaborada por el artista, que luego arranca por la base, dejando su rastro o marca.