Con un lenguaje minimalista y siempre con cierto lirismo e ironía, la obra de Rita McBride se refiere a la posibilidad de rehacer objetos e imágenes. McBride elige objetos de uso cotidiano o elementos arquitectónicos que pasan desapercibidos y altera sus dimensiones. Modificando la escala habitual o reduciendo los objetos a su bidimensionalidad, convierte un elemento funcional en una abstracción cercana a la pintura o el diseño. En el caso de Jiffy Map, la artista se vale del mapa de los Estados Unidos para llevar a cabo una intervención tan sencilla como eficaz. Rita McBride altera la escala de una plantilla de un mapa escolar y desplaza su geografía física.

La obra –realizada sobre papel Jiffy, una conocida marca comercial– evoca uno de los objetos de nuestro pasado cotidiano que han quedado fuera de uso pero siguen teniendo una carga ideológica en nuestro imaginario. El resultado es un mapa que ya no corresponde a ninguna realidad geográfica pero que, sin embargo, reconocemos como una estructura del todo incorporada. Una gestalt o una forma culturalmente aprendida que el imperialismo americano ha impuesto como icono universal. Con una clara dimensión de crítica política, presente en muchas de las piezas de McBride, un sencillo desplazamiento de los elementos de un mapa cuestiona el papel que encarna toda una cultura. Como en sus instalaciones escultóricas, la artista plantea una batería de interrogantes referidos a la cohesión social y a la supuesta civilidad del mundo contemporáneo.

Jiffy Map se relaciona con una serie de obras producidas en el año 2008 en las que la artista redimensiona la imagen de varios objetos escolares como reglas, transportadores y otros instrumentos de dibujo geométrico. Se trata de vestigios del pasado escolar que le sirven para explorar el lenguaje de los objetos con los que convivimos y nuestra forma de apropiarnos de ellos.