Las relaciones entre arte, diseño y cultura popular recorren buena parte de la obra de Richard Hamilton. Hay que situar en este contexto la colaboración que llevó a cabo con The Beatles cuando, en 1968, Paul McCartney invitó al artista a crear la imagen del noveno álbum del grupo. Conocido como el “Álbum blanco”, Hamilton optó por una portada blanca sin ninguna imagen, tan solo con el nombre del grupo –en relieve en la primera edición del disco– y un número de serie como si se tratara de una tirada limitada. Decidió también que el vinilo se extraería por la parte superior, un diseño poco común en aquellos años. Además de la portada blanca, Hamilton diseñó también el poster interior: un collage con fotografías de los cuatro componentes de The Beatles ubicadas sobre un fondo también blanco y del que se hizo un tiraje inicial de cinco millones de copias.