«Con una asombrosa aptitud para el dibujo y un espíritu sutil e irónico, Gego crea una obra asentada en el uso de un elemento único, primario y mínimo: la línea.»

PERUGA, Iris: «El juego de crear», en Gego. Desafiando estructuras. Barcelona/Oporto: MACBA/Museo Serralves, 2006.

En un momento avanzado de su trayectoria, entre 1987 y 1989, Gego produjo una serie de pequeñas esculturas que denominó Bichitos. Habían transcurrido años desde que la artista brasileña Lygia Clark produjera sus conocidos Bichos, pequeñas y sencillas construcciones realizadas con placas de metal que se articulaban con charnelas y que exigían la manipulación del observador –de ahí su carácter orgánico o animal. En el caso de Gego, aunque en otras ocasiones ya había utilizado la palabra bicho para hablar del conjunto de su obra escultórica, con el diminutivo aludía a las piezas elaboradas con materiales de desecho, elementos industriales o restos de trabajos anteriores, con los que componía pequeños volúmenes con un sistema precario de construcción: desde los más elementales, confeccionados como un nudo de malla de alambre, hasta otros planteados como un ensamblaje de pequeños elementos industriales y cotidianos. De formas imprevisibles, algunos resultan figuras surreales y otros rozan la aformalidad.

Si en el contexto español la palabra bicho significa insecto, en el contexto venezolano constituye también una interjección coloquial de rechazo y desorden, y la palabra bichero se aplica a agrupaciones de varios animales u objetos heterogéneos. Que Gego se refiriera a su obra en esos términos pone en evidencia su voluntad de alejarse de la terminología convencional relacionada con la escultura y las bellas artes.