La obra de Bruce Nauman asume la escala humana como medida artística. En sus performances, volúmenes o dibujos, el cuerpo y la acción física devienen protagonistas. Le interesa en gran manera el gesto reiterado, la minimización de los medios y la idea de proceso. Cabezas, ojos, labios o mandíbulas han sido objeto de investigación en su obra, en la que destaca su fascinación por las manos y las diversas formas que estas pueden asumir. Manos que se unen en distintos gestos o que dibujan formas conjuntas, dedos entrecruzados, manos contrapuestas y movimientos cooperantes configuran la serie de grabados realizada en los años noventa. Metáfora polivalente de la condición humana, condensan la fuerza del trazo mínimo y la repetición. Planteadas como los bocetos de los estudios clásicos de dibujo realizados por artistas del pasado como Leonardo da Vinci, Michelangelo Buonarroti y, ya en la modernidad, por autores como Henry Moore, muestran cómo la simplificación de los medios puede producir obras de gran densidad visual y conceptual.