Las retículas pintadas de Néstor Sanmiguel Diest equilibran la austeridad y la abundancia de signos y figuras. Este artista, protagonista de la vanguardia de los años ochenta en Aragón, construye sus obras como un trazado obsesivo de líneas que delimitan espacios metódicamente fragmentados. Algunas parcelan la superficie en rectángulos desiguales que se superponen a un texto manuscrito o mecanografiado. Otras recuerdan la abstracción geométrica.
En un entorno pictórico dominado, en los años ochenta, por la abstracción gestual y matérica, la obra de Néstor Sanmiguel se vincula más a los artistas posconceptuales americanos que preconizan el protagonismo del signo y de la sociedad de consumo, en una rescisión posmoderna de los principios del arte pop. Néstor Sanmiguel construye su obra como un verdadero palimpsesto visual.
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