De formación autodidacta, Modest Cuixart fundó en 1948 el grupo Dau al Set (1949-1951) junto con Joan Brossa, Joan Ponç, Arnau Puig, Antoni Tàpies y Joan-Josep Tharrats, un colectivo de vanguardia catalán que, en pleno franquismo, promovía la modernidad pictórica apostando por una dimensión mágica y mistérica de la realidad. La primera pintura de Cuixart es el resultado de un fértil imaginario onírico y experimentador de mundos paralelos, con un dibujo minucioso y una compleja simbología. A mediados de los años cincuenta, en sus estancias en París y Lyon, se inclinó por el informalismo, probando texturas y relieves, nuevos materiales como pigmentos de oro, plata y emulsiones metálicas, y nuevas técnicas como el dripping o goteo. Cuixart incorporaba todo tipo de objetos en la tela, un aspecto que le condujo hacia un pop art muy personal y próximo al assemblage neodadaísta, con obras muy oscuras y figuras convulsas. Fiel a sus temas visionarios, en los años setenta y ochenta volvió a la figuración, con una tendencia erótica y mágica de la figura humana que duró hasta los años noventa, cuando inició un retorno a la naturaleza.

Desde los años cincuenta, expuso ininterrumpidamente en espacios como el Museu de Mataró (1955), Cercle des Beaux-Arts de París (1951), Museo Nacional de Arte de Buenos Aires (1960), Arts Santa Mònica de Barcelona (1998), Museu d’Art de Girona (2006) y Museu Can Mario de Palafrugell (2007). En 1959 ganó el primer premio de la Bienal de São Paulo y participó en la Documenta de Kassel. En 1960 formó parte de una exposición de la vanguardia española en la Tate Gallery de Londres y en el Guggenheim Museum de Nueva York. Entre las antológicas que se han presentado de su obra, destacan las del Palau Robert de Barcelona (1991) y el Centro Cultural de la Villa de Madrid (1995). Tiene obra en el MoMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid y el MACBA de Barcelona, entre otras colecciones.

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