Flatus Vocis Taller familiar para niños con autismo

Por mucho que hablemos cada vez más (aunque quizá no mejor) sobre ello, todavía estamos muy lejos de encontrar palabras para expresar qué es el autismo. Y no somos los primeros ni seremos los últimos en sospechar que preguntar sobre el qué, en los intentos de definición, diagnóstico y tratamiento, puede eclipsar o incluso eliminar totalmente la pregunta sobre el quién de cada uno de los niños con autismo.

A modo de tentativa de encuentro entre la práctica estética y aquellos espectros de subjetividad que alienamos junto al autismo, como una exploración de aquello que inadecuadamente consideramos un enclaustramiento o una «parada en el umbral del lenguaje», proponemos un espacio para «permitir», como decía Fernand Deligny, para dejar estar y para dar voz, incluso en el más absoluto de los silencios.

La hipótesis de partida es la siguiente: ¿se podría crear un espacio de resonancia entre la investigación y el trabajo artístico de Laia Estruch y la forma de ser cuerpo y voz de niños con autismo? Más allá (o más acá) de ser un instrumento de comunicación, la voz como objeto de disfrute, de exploración, de reverberación y maleabilidad del propio cuerpo y de los cuerpos de los demás. La voz como inter-ferencia o alter-acción de los sujetos y, por lo tanto, como forma de con-tacto en la incomunicación.

Profundizando y al mismo tiempo abriendo el horizonte de los talleres familiares del museo, la propuesta consiste en una serie de sesiones en las que Laia Estruch trabajará con un grupo de familias con niños con autismo, explorando a partir del movimiento, el cuerpo y la voz otras maneras de estar juntos y otras maneras de estar en el museo.

A cargo de Laia Estruch, artista