Falla aquàtica, 1992

Una de estos eventos fue Falla aquàtica (1992), que se presentó en Barcelona durante los Juegos Olímpicos de 1992. La obra y el título remiten a la popular tradición valenciana de las fallas. Para la elaboración de la Falla aquàtica, Miralda contó con la colaboración del maestro fallero Manolo Martín, con quien ya había colaborado cuando la ciudad de Valencia regaló unos vaqueros para la estatua de la Libertad. Pensando en la figura de la antorcha como símbolo de los Juegos Olímpicos, Miralda quiso construir una gran antorcha acuática. Se planteó como un inmenso flotador de agua con una columna vertical de 25 platos que aludía a las ciudades que hasta entonces habían sido sede de los juegos olímpicos internacionales. Cada plato llevaba escrito el nombre de la ciudad y el año. El último estaba dedicado a Barcelona. Un pastel decorado con el logotipo de los juegos de Barcelona, cinco anillos simbolizando los cinco continentes y 25 velas de cumpleaños coronaba la antorcha. La columna se sustentaba sobre un globo terráqueo medio hundido. Tras un debate sobre la seguridad de la quema de la falla, finalmente se quemó cerca de un espigón del Puerto de Barcelona al comienzo de los Juegos Olímpicos de la ciudad, al mismo tiempo que la antorcha oficial llegaba a puerto.