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A mediados de los años sesenta se produce un cambio radical en el modelo de relación que el espectador establece con la obra de arte y con su recepción. Dicha transformación deriva de una nueva concepción del tiempo, que se convierte en material primordial de la obra. La música, la danza, el cine y el teatro –artes de la duración por excelencia– se integran en el campo del arte contemporáneo y fusionan sus técnicas, medios y lenguajes con los de la pintura, la escultura, la fotografía, el diseño y la arquitectura.

Esta exploración de los límites de la temporalidad en el arte, así como la reflexión en torno a las fluctuantes relaciones entre vanguardia y clasicismo, fueron los ejes principales de Tiempo como materia, la presentación de la Colección MACBA que reunió unas 320 obras de ochenta artistas. Entre ellas, destacaban los trabajos de Ignasi Aballí, Judith Barry, León Ferrari, Dan Graham, Hans Haacke, Richard Hamilton, Sanja Ivekovic, Franz Kline, Katalin Ladik, David Lamelas, Rita McBride, Robert Motherwell, Matt Mullican, Deimantas Narkevicius, Palle Nielsen, Constant Nieuwenhuys, Pablo Palazuelo, Joan Rabascall, Benet Rossell, Antoni Tàpies, Lawrence Weiner y Gil J Wolman.

En paralelo, la Capella MACBA ofreció El principio de incertidumbre, un extenso programa de proyecciones, performances y conferencias para el cual Tobias Putrih había concebido una instalación; y en el Centro de Estudios y Documentación MACBA, la exposición En los márgenes del arte. Creación y compromiso político mostraba una selección de carteles, revistas, postales y otros medios impresos en los que la creación se unía a la reivindicación política.

Tiempo como materia se presentará en las tres plantas del museo del 15 de mayo al 31 de agosto, aunque las obras presentadas en la planta 0 del museo son accesibles al público desde mayo hasta finales de 2009.

Con el fin de mostrar las obras adquiridas por la Colección MACBA en los últimos dos años, inéditas en el contexto de la Colección, el Museu d'Art Contemporani de Barcelona dedica todos sus espacios expositivos a sus fondos: las tres plantas del museo, la Capella dels Àngels y la sala de exposiciones del Centro de Estudios y Documentación. La Colección MACBA no se mostraba de forma global desde el año 2005, cuando en las tres plantas del museo se exhibió una selección de 160 obras que trazaba una lectura cronológica de los fondos propios, desde la década de los cincuenta hasta la actualidad. Ahora, al edificio Meyer se le suman los dos nuevos espacios incorporados en los últimos años: la Capella (septiembre de 2006) y el Centro de Documentación (diciembre de 2007).

Entre las nuevas obras incorporadas a la Colección MACBA que se muestran en esta exposición destaca una pieza clave en la historia reciente del arte: Shapolsky et al. Manhattan Real Estate Holdings, a Real-Time Social System, as of May 1, 1971, de Hans Haacke, adquirida conjuntamente con el Whitney Museum of American Art, de Nueva York. Con esta nueva incorporación, el MACBA inicia un nuevo sistema de adquisiciones conjuntas y políticas afines con otras instituciones. Asimismo, la exposición también reunirá importantes grupos de obras de Pablo Palazuelo y de Gego, depositadas en el MACBA por la Fundación Pablo Palazuelo, de Madrid, y la Fundación Gego, de Caracas.

Igualmente, se incluyen importantes donaciones, como la de León Ferrari, que ha obsequiado al MACBA con cinco obras pertenecientes a los años ochenta que se exhibieron en la pasada Documenta de Kassel 2007, de la que provienen, asimismo, los magníficos murales fotográficos Shipwreck and Workers (2005-07), donación de Alan Sekula.

Esta exposición supone también la presentación de las líneas de interés e investigación prioritarias del MACBA en esta nueva etapa iniciada en 2008. Si, por un lado, la Colección ha empezado a reunir en los últimos años documentos que funcionan como obras de arte (Grup de Treball, Tucumán Arde, trabajos de colectivos de artistas y activistas, etc.), no por ello tiene que renunciar a coleccionar grandes obras de artistas significativos de nuestro tiempo. Junto a la abundancia de fragmentos, es importante cimentar núcleos de obras únicos y complementarios que permitan expresar discursos sobre la naturaleza de la creación artística y el momento histórico en el que vivimos. El MACBA está muy bien emplazado para hacer una colección que explique el paso del siglo XX al XXI, que arranque con las formulaciones de las últimas utopías del siglo pasado y hable de sus crisis, y que siga el presente con sus complejidades y contradicciones.

«La Ricarda» y una intervención de Renata Lucas en la Capella

En julio de 2006 y por iniciativa del artista belga Michel François, trece artistas (Joerg Bader, Joël Benzakin, Lucia Bru, Jordi Colomer, François Curlet, Jos de Gruyter & Harald Thys, Pierre Droulers, Ann Veronica Janssens, Simon Siegmann, Loïc Vanderstichelen, Richard Venlet y Ángel Vergara) ocuparon la Casa Gomis, conocida como La Ricarda.
La Ricarda (1949-1963), obra del arquitecto Antonio Bonet, representa una pieza clave dentro de la renovación del lenguaje arquitectónico en nuestro país: una nueva fidelidad a los principios de la arquitectura racionalista condicionada, no obstante, por un inicial realismo estructural y estético.
La reunión en La Ricarda tenía como misión explorar un modo distinto de realizar una película en un escenario también peculiar, partiendo del concepto de Michel François y Jean-Paul Jacquet. Coreógrafos, vídeoartistas, artistas plásticos y músicos contribuyen a crear los diferentes capítulos de este ensayo fílmico. La fusión de los distintos materiales conforman un recital destinado a devolver la vida a una casa que había sido el punto de encuentro de la escena intelectual durante la década de los sesenta y setenta, y que ahora se ve relegada a un silencio en parte impuesto por su inconveniente proximidad al aeropuerto.
La instalación que podrá verse en el espacio de la Capella a partir del 4 de julio es un gran montaje compuesto de varios elementos, siendo la película el eje central de todos ellos. Una quincena de proyectores propios del teatro que enfocan la pantalla hacen referencia al trabajo de localización. Este elemento, obra de Michel François, opera como un regulador entre la oscuridad necesaria para ver la película y la luz que permite al espectador percatarse del gran número de elementos que componen esta puesta en escena. El inventario –état des lieux– es otro de los elementos importantes de la pieza. Una gran mesa en la que se recoge un archivo fotográfico de los elementos arquitectónicos y mobiliarios de La Ricarda. Una selección que oscila alrededor de cuatro mil imágenes y que otorga al visitante la posibilidad de «reconstruir», de recomponer el espacio de la casa a su manera. Por último, en una serie de monitores se recogen imágenes-secuencia que han quedado fuera de la película.
El total de la instalación reflexiona sobre la posibilidad de multiplicar los puntos de vista, sobre la idea misma de montaje. La película no es el resultado final, sino uno de los posibles resultados de un experimento que pone en juego un lugar, La Ricarda, y una comunidad artística. Sin embargo, la situación sigue abierta y es aquí, en la Capella, y ahora, en el momento en que cada uno de nosotros se encuentra en esta situación, donde la historia puede volver a comenzar o dar un vuelco de 360 grados.

La Ricarda compartirá espacio con una intervención de Renata Lucas, pensada específicamente para la Capella, que pasará a formar parte de los fondos de la Colección MACBA. El trabajo de Renata Lucas se distingue desde sus inicios por establecer un dialogo con el contexto urbano y arquitectónico. Resulta difícil definir exactamente el resultado como escultura, instalación, arquitectura… A menudo las obras se suman al espacio sobre el que actúan haciendo posible que elementos que antes resultaban invisibles se vean bajo una nueva perspectiva. Algo similar, pero dentro del espacio expositivo, es lo que se propone con esta nueva obra. El origen y la función del espacio difieren del uso actual del mismo, y de este modo establecer un diálogo con el mismo representa investigar los limites y las posibilidades de un territorio que reúne muchos códigos culturales y arquitectónicos. La pieza analiza los principios básicos que componen el espacio, paredes y suelo, como elementos tectónicos, y la luz, un factor clave que determina la posibilidad o imposibilidad de percepción del espacio.

Comisarios: Bartomeu Marí y Antònia Maria Perelló
Producción: Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA).

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