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Este proyecto fue galardonado con el Premio ACCA de la Crítica de Arte a la mejor exposición de arte contemporáneo 2011.

El crítico de arte Jean-Clarence Lambert acuñó el término artor –fusión de artista y actor– para referirse a la polifacética personalidad creativa de Benet Rossell (Àger, 1937). Dibujo, grabado, escritura sígnica, performance, escultura, cine, música, teatro y poesía se entrelazan en la obra de Rossell y dan lugar a una personalísima concepción de la obra de arte en continuo proceso de reinvención.

Paralelo Benet Rossell no seguía las pautas de una retrospectiva cronológica al uso, sino que planteaba un recorrido selectivo por la obra del artista, poniendo especial atención en dos de sus lenguajes más característicos: la caligrafía y el cine. Rossell modela una poética de la fragilidad, no exenta de ironía y espíritu crítico, que repara en los micromundos generalmente ignorados por los relatos absolutos de la historia del arte. Pese a su apariencia abstracta, la obra tiene un marcado componente narrativo, detrás del cual subyace discretamente la biografía del artista.

En la exposición, que abarcaba la producción artística de Rossell desde 1965 hasta 2010, se presentó un buen número de obras inéditas, así como dos piezas creadas específicamente para la ocasión: Penso amb la punta del pinzell (2010) y Paral·lel, paral·lel (2010).

La exposición dedicada a Benet Rossell (Àger, 1937) se concentra en una parte del amplísimo trabajo de este artista polifacético desde dos de sus vertientes principales: el cine y las caligrafías o micrografías. La muestra ofrece un recorrido con interrupciones, fragmentado, que evita la exposición retrospectiva cronológica convencional y rastrea varias posibilidades de aproximación a una obra construida como un entramado de lenguajes y medios distintos. A pesar de iniciar su formación en el campo del derecho, la economía y la sociología, los intereses de Benet Rossell pronto se inclinan hacia la actividad artística, que despliega en múltiples disciplinas, desde el dibujo y la escritura sígnica, la pintura, ocasionalmente el tapiz o la cerámica, hasta la acción y la performance, el cine experimental y comercial, la poesía y el teatro, entre otras. Todos estos lenguajes están siempre tratados desde una vertiente muy personal, que incluye intervenciones poco convencionales, como objetos ópticos, trabajos de cultivos, dibujos e intervenciones sobre las películas, dibujos «aliñados», actas notariales, cómics sin palabras, guiones cinematográficos o dibutextos, por poner algunos ejemplos.

En 1964 se traslada a París, ciudad donde vivirá durante unos años. Desde allí realiza muchos viajes y pasa largas temporadas en otros países, como India y Nepal. En París coincide con Joan Rabascall, Antoni Miralda y Jaume Xifra, con quienes comparte una estrecha amistad y algunos proyectos, a pesar de tener trayectorias diferenciadas. Con ellos, por ejemplo, Benet Rossell filma Cerimonials (Ceremoniales, 1974), una obra que forma parte de la Colección MACBA y que presenta fiestas y rituales en los que también participa Dorothée Selz. En París se inscribe en los cursos de cine del Comité del Film Etnográfico con Jean Rouch. Otra experiencia determinante en esa ciudad es su paso por la Université du Théâtre des Nations, donde por primera vez oye hablar de un teatro total, entendido como acción que aporta el concepto de fiesta y ritual a la dramaturgia, de experiencias que él mismo define como «más cerca de la representación sígnica que de la textual. Aquel contacto con unos lenguajes cuyos códigos me eran totalmente desconocidos, por lo tanto, lenguajes sin código para mí, me fascinaron y posiblemente fueron el origen del lenguaje que he cultivado durante toda mi trayectoria de artista y que parte de una infinidad de signos, de iconos, de micrografías o caligramas o benigramas sin código, irrepetidos e irrepetibles, que conviven, se articulan y se manifiestan de una forma siempre única, siempre reinventada, y acaban conformando un microteatro o representación caligráfica del gran microteatro del mundo [...]».

La exposición presenta un gran número de obras inéditas y dedica una atención especial al trabajo cinematográfico de Benet Rossell, muy vinculado a su dibujo sígnico y caligráfico, estableciendo un diálogo entre los distintos medios utilizados, con obras que van desde 1965 hasta la actualidad. Pese a su apariencia abstracta, su obra tiene un componente narrativo. Benet Rossell es un rastreador, a la manera de alguno de los personajes imaginarios que aparecen constantemente en sus dibujos y que crean microhistorias: la insistencia en los micromundos (microteatro, microópera, micrografía, microacción...) es una constante en su producción, pero esos pequeños gestos desvelan grandes historias, personajes callejeros, cosas inesperadas y nuevos caminos para explorar. En el caso de Diari residual (Diario residual, 1965-1969), este proceso consiste en una recopilación de referencias y hallazgos del quehacer cotidiano del artista, en distintos formatos. Como parte de los recorridos por la ciudad que son una constante en su trabajo, los cubitos de resina de poliéster se convierten en contenedores transparentes de objetos e imágenes, que inicialmente Benet Rossell llevaba en los bolsillos de su gabardina y con los que hacía microperformances.

El interés por las pequeñas cosas, que no se perciben fácilmente o que se ocultan a la visión, se manifiesta en el uso recurrente de herramientas o instrumentos a menudo creados por el artista, como las lupas o las gafas para observar los dibujos que se ocultan. Calidoscopi (Calidoscopio, 1971), realizado con Jaume Xifra, es la filmación de los dibujos cambiantes de un calidoscopio, que el juego de espejos va transformando ante la cámara. El cine es para Benet Rossell una posibilidad de aproximación al elemento humano y un modo de caligrafiar el movimiento. Su microcine puede ser cine sin cámara, film pintado o agujereado, como es el caso de Holes (1969/2007). También dibuja las películas, con esas micrografías o benigramas que le son tan característicos y que se presentan solos, con textos del artista o de otros autores, con collages o con troqueles y agujeros en el soporte mismo. El papel también puede doblarse, de modo que nunca sabremos si esos pliegues ocultan dibujos. En el itinerario de la exposición encontramos Micro-òpera 2 (Micro-ópera 2, 1984), una instalación que incluye una película en la que se narra cómo Benet Rossell se construye un pincel con su propio pelo y pinta unos fotogramas; los instrumentos utilizados se exponen en unas vitrinas, y en las paredes cuelgan fotografías que documentan el proceso. La pieza se completa con dos cajas de luz que dejan ver los dibujos resultantes.

Por primera vez desde su presentación en 1981 en el contexto de la XXIII Semana Internacional de Cine de Barcelona, se muestra Rambla 24 h (1981/2009), realizada en colaboración con Antoni Muntadas. Originalmente se trataba de una videoinstalación con varios elementos: unos monitores donde se veía a la gente paseando calle arriba y calle abajo; una torre de monitores que mostraban las imágenes fragmentadas de los ramblaires –o paseantes– tipo (las cabezas, los cuerpos y los pies); y la filmación de un plano fijo durante el primer minuto de 24 horas consecutivas. Con la voluntad de constatar los cambios producidos en esta calle con el paso del tiempo, en septiembre de 2009 Muntadas y Benet Rossell repitieron la filmación. En Paralelo Benet Rossell pueden verse ambas películas, junto con material documental del primer proyecto disponible para consulta.

Uno de los vídeos inéditos incluidos en la exposición es Microfàcies (2010), una representación teatral que remite a los análisis de estratos y sedimentos geológicos que Benet Rossell utiliza en algunos trabajos. A la manera de análisis texturales, lo aplica en una filmación en macro de la geografía de su propio cuerpo en Auto di ritratto (2008). La suya no es, pues, una obra abstracta, sino una caligrafía que juega con la i/legibilidad de las realidades, con la im/posibilidad de las cosas. El humor y la ironía también están muy presentes en la obra del artista, como se pone en evidencia en los films Miserere (1979) y Vetlla (Velatorio, 2007), que se asoman al mundo de las parafernalias militares y hacen una crítica de las dictaduras, de las formas totalitarias y jerarquizantes del poder.

Los dibujos con percloruro, o los trazos casi pictóricos sobre los papeles marouflés, muestran la aparición del elemento pictórico, que se hace muy evidente en el film Pound (1985/2009). Penso amb la punta del pinzell (Pienso con la punta del pincel, 2010) es una pieza concebida para este proyecto, que presenta literalmente el almacén de las obras pictóricas del artista. Todas las pinturas están embaladas e identificadas con un número de inventario, que permite consultar toda la información sobre la obra en un ordenador, excepto su imagen. Esta instalación incide en la idea por encima del objeto, imposibilita al espectador la visión de la obra y cuestiona el rol de la pintura en el arte contemporáneo, así como el rol de la institución museística respecto a la presentación de la obra de arte. El recorrido de la exposición finaliza con un nuevo proyecto especialmente desarrollado para esta ocasión, Paral·lel, paral·lel (Paralelo, paralelo, 2010), que toma el antiguo cabaret El Molino, en el Paralelo barcelonés, como eje vertebrador de un trabajo más amplio sobre el barrio y la transformación que ha experimentado desde los años cincuenta hasta la actualidad. Las serigrafías de los mapas de tres ciudades donde ha vivido Benet Rossell, en las que se destaca el recorrido desde su casa hasta El Molino, se acompañan con los decorados originales del cabaret barcelonés que el artista encontró en un contenedor cuando se estaba desmantelando. Una filmación registra el proceso de destrucción del edificio original y la construcción, todavía en curso, del nuevo equipamiento. Finalmente, una dirección de correo electrónico permite acceder a las opiniones sobre el proyecto. Paral·lel, paral·lel es un trabajo en proceso, una crónica sentimental y sociológica de la transformación de la Barcelona canalla y la «recuperación» institucional actual desde la iniciativa privada.

Comisarios: Bartomeu Marí y Teresa Grandas.
Organización y producción: Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA).

Artista

Benet Rossell
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