Las propuestas de Estel Boada parten de lo característico del lugar donde trabaja, y siempre piensa en sus potencialidades para generar espacios de encuentro singulares y extraños. Desde una convocatoria pública para cantar en los funiculares de Barcelona hasta una exposición a la que se accede escalando la fachada del edificio. El cuerpo y la voz son dos de sus fijaciones actuales. Por eso el baile y la música son actualmente los dos campos en los que centra su práctica artística.