Mireia Sallarès: Las muertes chiquitas
Como una investigación sobre su propia relación con el orgasmo, Mireia Sallarès viajó por México entre 2006 y 2009 con una cámara y un rótulo de neón de color rosa donde se leía Las muertes chiquitas—una expresión que en México hace referencia al orgasmo. En su ruta, entrevistó a numerosas mujeres de edades y realidades sociales muy diversas sobre su vivencia del placer sexual. El neón, este objeto pensado para ser situado como reclamo en un lugar público, simboliza aquí la potencia y la fragilidad de la sexualidad femenina y transita entre las conversaciones que hablan sobre todo lo que a menudo se calla pero también, y principalmente, acerca de las formas de ser mujer. El resultado son casi cinco horas de documental que hacen evidente cómo el control del placer de las mujeres es fundamental en el sostenimiento del patriarcado y cómo esta experiencia supuestamente tan íntima y privada como es el placer sexual, funciona como un dispositivo político de alta precisión. La sexualidad se sitúa de este modo en la escena del placer público y entre mecanismos de transacción y control ideológicos, religiosos y culturales.