Los contenidos de este Recorrido se pueden enmarcar en el contexto de los acontecimientos políticos que marcaron estas dos fechas, y son un reflejo de la reconsideración de las relaciones entre el arte y las instituciones y la sensibilidad de los artistas ante las estructuras de poder en la vida en sociedad.

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Considerado como un artista multidisciplinario, desde su inicio artístico, al final de los años setenta, Mike Kelley se ha interesado en el análisis crítico de algunas de las conveciones religiosas, psíquicas o económicas en las que se apoya la civilización occidental. En la cultura popular, sus símbolos, sus hitos y sus mecanismos de seducción, el artista encuentra temas y materiales para desarrollar un discurso sincrético donde convergen conceptos como el psicoanálisis, la historia de la cultura visual o los medios de comunicación. En sus trabajos extravertidos, la trivialidad de la existencia humana en el mundo contemporáneo y la banalidad propia de la vida cotidiana se convierten en estructuras formales grotescas y casi surrealistas no exentas de sarcasmo.

Marcel Broodthaers es uno de los principales artistas del siglo XX por su capacidad de reelaborar el lenguaje del arte y fusionar las distintas disciplinas artísticas. Su trabajo abarca la escritura, el cine, la producción de objetos y la obra gráfica. Partiendo del análisis marxista y de las teorías estructuralistas del lenguaje, toda su obra pivota en torno a la reflexión sobre el arte y el lugar del museo como institución. Broodthaers integra errores y giros del lenguaje, autores clásicos de la literatura, objetos de la vida cotidiana y materiales procedentes de la naturaleza con una gran libertad. El cine ha tenido un papel central en su producción, que reúne más de un centenar de obras cinematográficas.

Broodthaers asistió al seminario de Lucien Goldmann sobre Charles Baudelaire en 1969 y el año siguiente, hizo Un Film de Charles Baudelaire, así como ésta película y otras en las que trasladaba al presente las intuiciones del poeta francés.

“Es una película muy corta, efectivamente, dura un segundo, y se llama Une seconde d’eternité. Para mí, es muy importante porque creo que con ella doy testimonio de cierta realidad artística que se expresa en el plano artístico. Por otra parte, creo que el fundamento de la creación artística reposa sobre un fondo narcisista. La película se llama Une seconde d’éternité. En cierto modo, está inspirada en la obra de Charles Baudelaire. Me gustó mucho hacerla, porque ese grafismo que solo dura un segundo constituye al mismo tiempo una película de ficción. Me parece que la propia firma del autor, ya sea la de un artista, un cineasta o un poeta, poco importa, es el principio de un sistema de mentiras que todos los poetas, todos los artistas intentan establecer para defenderse, no sé muy bien contra qué.”

Marcel Broodthaers, Cinéma. Barcelona: Fundació Antoni Tàpies, 1997.

Artista referente en el arte conceptual, Hans Haacke estudió en la Staatliche Werkakademie de Kassel y en 1960 se integró en el taller del artista Stanley William Hayter de París. En 1961 viajó a Estados Unidos para estudiar en Filadelfia y cuatro años más tarde se estableció de forma permanente en Nueva York. Afiliado al grupo Zero, en sus primeras obras se interesó por los sistemas y procesos físicos y biológicos. Más tarde, instalado en Estados Unidos, conjugó el legado de su afiliación a la estética y al cinetismo de este grupo europeo con la crítica a la visualidad moderna articulada por el minimalismo americano. El resultado fue la incorporación a su práctica artística de una estética de sistemas y de la investigación de estructuras sociopolíticas que ponían el énfasis en las instituciones del arte. Desde entonces, sus instalaciones críticas con el papel del museo como industria cultural al servicio del poder a menudo han sido objeto de censura

Andrea Fraser no solo es una de las representantes de la llamada crítica institucional en el arte contemporáneo sino que probablemente fue quien por primera vez acuño este término en forma impresa.

"Pero del mismo modo que el arte no puede existir fuera del campo del arte, tampoco nosotros podemos existir fuera de él, por lo menos no como artistas, críticos, comisarios, etc. Y lo que hagamos fuera de ese campo, en la medida en que permanece afuera, no puede tener efectos dentro. Es decir, que si no hay un afuera para nosotros, no es porque la institución esté perfectamente cerrada o porque exista como aparato en una sociedad “totalmente administrada” […] Es porque la institución está dentro de nosotros, y nosotros no podemos salir de nosotros mismos".

Andrea Fraser

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