Mircea Cantor trabaja con una gran economía de medios. Este artista rumano afincado en Francia explora el cruce de culturas y la sociedad de control en el capitalismo tardío. A veces incorpora alimentos básicos como barras de pan o piñas de maíz, otras símbolos tan connotados como el dibujo de la molécula de ADN y otras, como en esta instalación, huellas dactilares. Chaplet implica la huella física del cuerpo del artista, que estampa sus huellas dactilares en la pared componiendo una larga línea que dibuja, de vez en cuando, una púa. Aunque el título de la obra parece aludir a una corona, una guirnalda o un collar de cuentas para rezar las oraciones, la disposición de la instalación en el espacio evoca la idea de frontera y de alambre espinoso. Si habitualmente son las fronteras las que cierran el paso de las vidas humanas, Cantor opera por inversión poniendo el cuerpo en el sitio de la frontera. La referencia a los refugiados es inevitable, así como la identificación biométrica e identitaria en los pasos fronterizos, uno de los grandes temas presentes en las obras del artista, que denuncia las paradojas del control territorial en el mundo global de la información.

Puedes escuchar el testimonio del propio artista en una entrevista concedida a Radio Web MACBA en agosto de 2016:

FONS AUDIO #43. Mircea Cantor
17.08.2016
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