En 1996 y 1997, la fotógrafa Dijkstra pidió a los jóvenes usuarios de la discoteca The Buzzclub de Liverpool y la Mysteryworld de Zaandam, Holanda, si se dejaban grabar en vídeo bailando ante una cámara. En los mismos locales nocturnos, situó un estudio improvisado con un fondo neutro detrás y los jóvenes fueron pasando mientras sonaba música tecno y dance. Algunos miraron directamente a cámara mientras que otros bailaron inmersos en ellos mismos. Podrían ser los jóvenes de tantas discotecas del mundo, con sus formas tribales que los identifican y que marcarán este momento vital de tránsito que es la juventud y uno de los temas de interés de Dijkstra. "Busco siempre la autenticidad de las personas, su individualidad y cómo se diferencian de los demás, pero también qué los conecta entre ellos y cómo se relacionan unos con otros", explicaba la  artista en una entrevista reciente.