Cuando la fotógrafa Babette Mangolte asistió, en invierno de 1978, al ensayo de Water Motor, tuvo claro que aquel solo de danza de 4 minutos marcaba un antes y un después en la trayectoria de la bailarina Trisha Brown. "Pensé que las habilidades físicas de la intérprete tenían que ser tan precisas que quizás Trisha no sería capaz de bailar la pieza durante muchos años y que había que grabarla sin demora." Dada la fluidez de la pieza, como agua movida por un motor, Mangolte memorizó la coreografía antes de registrarla. Con el film ya revelado, decidió que lo proyectaría a tiempo real, a 23 imágenes por segundo, y después a velocidad lenta: a 48 fotogramas por segundo. El resultado es, como la calificó la también coreógrafa Yvonne Rainer, una de las mejores grabaciones de danza nunca realizadas.

OBRAS EN LA COLECCIÓN DE BABETTE MANGOLTE

DESCUBRE LA EXPOSICIÓN