Comunidade [e o outro processo], 2016

La primera y la segunda pieza de la trilogía examinaban un mismo evento –una protesta en la calle– de forma visualmente contrapuesta: mientras que O século dejaba constancia de un crescendo de detritus en la calle –cascotes, piedras, papeleras, ropa, neumáticos…– que llenaban el campo de visión del espectador, en Rua de Mâo Única eran los manifestantes quienes arrojaban objetos más allá de la cámara. Comunidade [e u outro processo], por su parte, presenta dos versiones de un colectivo de individuos desplazándose de forma grupal. Una versión corresponde a la grabación de personas reales y la otra es un dibujo animado de líneas geométricas. Los movimientos formando una hilera o concentrándose o disgregándose de medio centenar de personas filmadas en picado, un punto de vista recurrente en los vídeos de Cinthia Marcelle, son replicados por líneas y otras composiciones geométricas. Película y esbozo, figuración y abstracción, ambas versiones dialogan creando paralelismos formales de gran impacto visual. Entre una toma y otra se inserta una pantalla negra y un sonido de tambor que se intensifica según el grado de agitación o disipación de las figuras.

Cinthia Marcelle suele trabajar con grupos humanos, invitándoles a transitar por espacios comunes en intervenciones urbanas sutilmente coreografiadas que ella filma. Documenta así confrontaciones y genera escenificaciones colectivas a caballo entre la espontaneidad y la ficcionalidad, pero siempre referidas –a veces de manera más metafórica y otras más literal– al frágil equilibrio que sustenta la vida humana. En esta línea de trabajo, Comunidade [e u outro processo] propone una especulación sobre el orden y el caos, la contención y la dispersión, la sumisión y la rebelión, aquí y allá. Resultado de un contrato social fracturado, Marcelle y Mata Machado muestran una comunidad estable en su inestabilidad y siempre a punto de romperse. A pesar de este delicado equilibrio, en la presentación de su trabajo en la Bienal de Venecia en 2017, Marcelle afirmaba: «Creo en la energía colectiva.»