Art postal, 1982

Vinculada a la tradición de producción cerámica de Valencia, su ciudad natal, Carmen Calvo la ha incorporado a su obra como un elemento a menudo más pictórico que escultórico. Fascinada por la arqueología y sus sistemas taxonómicos, Calvo elabora piezas diminutas de cerámica y las fija, ya sea encoladas o cosidas con hilos, encima de soportes pictóricos como el lienzo o el papel. En los años ochenta utilizó con frecuencia cartas, papeles comerciales, libros de contabilidad o tarjetas postales, como estas piezas de arte postal. Imponiendo a los objetos, aunque diminutos, la frontalidad y el formato propios de un cuadro, alienados o situados uno junto al otro, adoptan un carácter alfabético o de inventario, se comportan como signos de una narración abierta, polivalente y enigmática.