Signo de mujer rural en un camino, lloviendo, 1925-1930

Se trata de una pieza en yeso que muestra una figura femenina muy estilizada. La mujer, junto con otras figuras del imaginario popular español como el toro, ocupa un lugar destacado en la iconografía de Alberto. El juego entre lleno y vacío, el trabajo con la verticalidad, la elegancia, la sobriedad de los materiales y las incisiones practicadas en las superficies son algunos de los rasgos más significativos de su trabajo. Pese a evocar una figura femenina que se protege de la lluvia con un título que semantiza la obra, las esculturas de Alberto nunca constituyen una transposición fiel de una figura concreta. «En algunas ocasiones son más representativas que en otras, pero en general nunca persigue la mímesis figurativa. Con todo, si no convencionalmente reconocibles, siempre nos son familiares. [...] Esa familiaridad resulta del reconocimiento de un objeto, que, sin embargo, también está ahí.» (Colección CAPA. Diputación de Córdoba, Junta de Andalucía, Diputación de Huelva y Ayuntamiento de Alicante, 1998, p. 244.)

Alberto realizó esta obra en su taller de Madrid entre 1927 y 1932. En 1938, en plena Guerra Civil, el taller fue bombardeado y su producción destruida. Años más tarde, ya en Moscú, el artista reprodujo algunas de las piezas de la etapa de Madrid, entre las que destaca Signo de mujer rural en un camino, lloviendo. Tras la muerte del artista, en 1962, buena parte de su obra fue trasladada desde Moscú a la antigua sede de la fundición Eduardo Capa, en Arganda del Rey, Madrid. El traslado, organizado por el sobrino del artista, el arquitecto Jorge Lacasa, se llevó a cabo a comienzos de los setenta. Un gran número de los modelos originales en yeso se encontraba en mal estado y fueron recuperados por Capa, quien también pasó a bronce los que le indicó la familia del escultor. Signo de mujer rural en un camino, lloviendo fue fundida en bronce en 1985 por indicación de la viuda de Alberto Sánchez y su hijo, Alcaén Sánchez.