Kristin Oppenheim nació en Honolulu (Hawái) en 1959, y vive y trabaja en Nueva York. En sus instalaciones sonoras y visuales, utiliza su voz, melancólica y misteriosa, para crear un determinado clima emocional. Adscrita a la corriente minimalista, forma parte de los artistas visuales que han utilizado la voz humana como materia de experimentación. Hay que buscar los antecedentes de este interés del arte visual por la voz humana en la poesía fonética dadaísta y la poésie sonore los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

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