Nacido en Barcelona en 1942, Antoni Llena fue pionero, a mediados de los años sesenta, del arte pobre y efímero en Cataluña. Entre 1964 y 1969 llevó a cabo sus primeras esculturas efímeras. Se trata de trabajos realizados con sombras y papeles, con cajas que hay que destruir para poder ver la obra o de pinturas con polvos de talco, entre otros materiales básicos. Cuando lo más vigente era el arte pop, él practicaba el arte conceptual. Y con el tiempo, cuando se impuso el arte conceptual, optó por el silencio. Ya en los años ochenta, siguió trabajando con papel recortado y con una voluntad de arte efímero y frágil que le condujo a replantear el espacio constructivo y la idea de volumen. También es autor de obra pública en el espacio urbano que transmite la misma fragilidad que su obra en papel. En paralelo a su producción visual, Llena ha llevado a cabo una obra literaria con títulos como La gana de l’artista (1999) y Per l’ull de l’art (2008).

Con el colectivo formado por Sílvia Gubern, Àngel Jové y Jordi Galí, participó en varias exposiciones pioneras del arte pobre. Con ellos expuso en el Jardí del Maduixer (1969-1970), lugar donde vivían y trabajaban; el Col·legi d’Arquitectes de Catalunya en Barcelona (1969) y en la galería Aquitània de esta ciudad (1970). Su primera exposición individual fue en la Petite Galerie de Lleida (1969). Tras un largo paréntesis creativo, en 1979 se incorpora de nuevo a la escena artística hasta la actualidad. Ha participado en exposiciones en el Patio Herreriano de Valladolid (2004), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (2005), la Fondation Maeght de Saint Paul-de-Vence (2007), y ha presentado su obra en la Fundació Joan Miró (1988) y en la Fundació Antoni Tàpies (1991) de Barcelona, entre otros espacios. Su obra se encuentra en colecciones como Artium de Vitoria, Fundació Antoni Tàpies de Barcelona, Museo Reina Sofía de Madrid y MACBA, entre otros.

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