Nacido en Paramaribo en 1935, a los veintidós años se trasladó a Ámsterdam, donde se familiarizó con el movimiento Zero, cuyos miembros reivindicaban el anonimato artístico y no firmaban sus trabajos. Esta afinidad explica la actitud de brouwn, que exploró la desmaterialización del arte y la desaparición del autor. Tras iniciarse en el campo de la escultura en hierro y madera, pronto empezó a tener en cuenta el papel del receptor en la obra de arte, con unas primeras acciones en las que soltaba papeles por las calles de Ámsterdam y pedía a los peatones que dibujaran sus trayectos. A principios de los años sesenta, desarrolló algunos de sus trabajos más conocidos, que consistían en paseos y caminatas realizados y grabados, de algún modo, por el artista. Brouwn produjo un conjunto importante de obras que exploraban las unidades de medida, en particular las que él mismo conceptualizó mediante varias partes de su cuerpo, como el pie, el brazo o la mano. Un arte desmaterializado, conceptual, performático y peripatético, que siempre gestionó manteniendo un estricto anonimato, evitando dar información biográfica, limitando la circulación de sus imágenes y escribiendo su nombre en minúsculas.

Sus trabajos formaron parte de encuentros internacionales como Documenta de Kassel (1972, 1977 y 2002) y la Bienal de Venecia de 1982. Con múltiples exposiciones en varias ciudades de Europa y América, destaca la retrospectiva que le dedicaron el Van Abbemuseum de Eindhoven y el MACBA de Barcelona (2005).

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