Bailarina y bailaora, es una de las máximas representantes de esa generación de artistas que ha venido a revolucionar el flamenco actual. «Intensidad, elegancia, sensualidad» describen su trabajo, según Didier Deschamps, director del Théâtre de Chaillot de París. La técnica, la presencia escénica y el conocimiento sobre el arte de la danza marcan las coreografías de esta «novia del viento», como la definió el crítico Manuel Martín Martín en El Mundo. Sus creaciones se caracterizan por la búsqueda de un discurso coreográfico que refleje su momento vital. Así, sus espectáculos evolucionan al paso de sus transformaciones personales, en piezas que cruzan fronteras con otras artes y que recurren a la técnica de la improvisación como germen del movimiento.