Xavier Bassas trabaja como profesor de estudios franceses en la Universidad de Barcelona (donde ha conocido la precariedad y la pobreza de tiempo), también como traductor del pensamiento francés (precariedad de euros por página traducida, pero con maravillosas ediciones) y es filósofo de vocación (más cercano a los filósofos del s.XVIII que a la filosofía académica actual). Junto a sus numerosas traducciones y ediciones, ha publicado recientemente dos libros: Jacques Rancière. L’assaig de la igualtat (también en castellano, ed. Gedisa) y un diálogo con el mismo Jacques Rancière titulado El litigio de las palabras. Diálogo sobre la política del lenguaje (ed. NED, 2019).

Junto a numerosos cómplices, Raquel Friera y Xavier Bassas se han propuesto la fundación del Instituto del Tiempo Suspendido (ITS). Es un proyecto que combina los medios del arte y el cuestionamiento de la filosofía. Un proyecto de vida por, al menos, tres razones: porque aúna su vida de pareja con una investigación y una lucha conjunta y cotidiana (“lo personal es artístico”); porque saben cuándo empieza oficialmente este proyecto —ahora en el MUSAC, su primera sede—, pero no saben si acabará, por la magnitud del horizonte, en algún momento de sus vidas; proyecto de vida, finalmente, lo es porque el Instituto del Tiempo Suspendido concierne transversalmente a la vida de todas y todos, de bebés a ancianos.

Con sus (in)acciones, el ITS no se limita a poner “la vida en el centro”, como propone cierto pensamiento feminista, sino que entiende que poner la vida en el centro es poner el tiempo suspendido en el centro de nuestras vidas.