Nacido en Madrid en 1890 y fallecido en esta ciudad en 1961, Ángel Ferrant es uno de los nombres claves de la vanguardia escultórica española. Hijo del pintor Alejandro Ferrant, se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en el taller del escultor Aniceto Marinas. Aunque al principio se dedicó a la escultura figurativa, su estancia en Barcelona, entre 1920 y 1934, propició el cambio hacia una gramática de carácter renovador y vanguardista. En 1929-1930, Ferrant ya había logrado una síntesis de líneas y un lenguaje plenamente abstracto.
En 1931 participó en la fundación del grupo ADLAN (Amics de l’Art Nou) y en 1936 en la Exposición Logicofobista, una muestra cercana a las poéticas surrealistas del objeto. Desde 1945, adoptando la poética del objet trouvé, incorporó nuevos materiales como piedras, palos o conchas, que transformaba, según sus propias palabras, en conjuntos de «expresión inutilitaria». En los años cincuenta, produjo obras con una clara abstracción primitiva. Con una constante voluntad renovadora, también creó esculturas articuladas y móviles que ponían de manifiesto su interés por el movimiento y la investigación gráfica, y que le han situado en un lugar destacado dentro del arte cinético español.
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