Políticas de la víctima. Poéticas del cine documental en los años treinta
Actividad

Políticas de la víctima. Poéticas del cine documental en los años treinta

en curso

Programa de cine

Este programa presenta el panorama de la expansión de las prácticas documentales en Europa y Estados Unidos a lo largo de la década crucial de los años treinta, e incide en cómo las tensiones políticas de esta década se traducen en diferentes formas de abordar la representación de los desfavorecidos y las clases populares.

Desde que John Grierson, fundador del movimiento documental británico a finales de los años veinte, definiera el documental como el «tratamiento creativo de la actualidad», este se ha constituido en la opinión pública como un género históricamente indisociable de la representación de las clases populares. Aunque el movimiento británico recoge la formulación pública y autoconsciente del género, no hay que olvidar que este, de hecho, se va configurando desde la última década del siglo XIX. La era «prehistórica» del documental, que abarca de 1890 a 1920, es indisociable de las luchas por los derechos civiles y por la implementación y primer desarrollo del Estado de bienestar moderno en Occidente, así como de los movimientos revolucionarios que triunfan en 1917. La producción de imágenes sobre los desfavorecidos ha sido un instrumento ideológico, simbólico y comunicativo propio de la ideología implícita en el Estado liberal, y se ha convertido en un medio para la conquista de los derechos sociales. La ideología de cambio social es, por tanto, inherente al género documental y a su evolución histórica. De aquí se derivan principalmente los debates sobre la ética y la política del género, que explican su naturaleza de «arte democrático».

Las víctimas de la sociedad son el sujeto por excelencia del género documental. En este sentido, se puede plantear que el género se constituye históricamente para representar a tales sujetos, y que instaura una «tradición de la víctima», tal como el crítico e historiador de cine Brian Winston ha formulado en relación con el documental griersoniano. No obstante, podemos establecer posiciones divergentes o antagónicas en la concepción de la víctima en el documental durante los últimos años veinte y primeros treinta. Así, frente a la corriente griersoniana, liberal y paternalista, discurre otra corriente vinculada al movimiento internacional de los trabajadores, origen de varios tipos de asociaciones amateurs que proliferan en el norte de Europa y llegan a Estados Unidos. Estas ligas promueven la cultura de la imagen entre las clases trabajadoras, buscan formas de emancipación a través de la autorrepresentación e intentan superar el modelo paternalista. La conquista de los medios de producción pasa por el dominio de la representación.

Los documentales a menudo tratan temas vinculados tanto a las políticas reformistas de la era de la Depresión y del New Deal como del movimiento de las ligas de cine y fotografía de los trabajadores. Se describen las luchas sociales y la vida cotidiana, los efectos de la crisis económica en el mundo rural y de la inflación entre los trabajadores industriales metropolitanos. Son recurrentes las imágenes de parados y trabajadores precarios. Las escenas de multitudes y personajes de las clases populares en la calle intentan dar forma al nuevo sujeto popular emergente que actúa según un doble movimiento, de singularización y a la vez de desubjetivación. Uno de los grandes problemas de este periodo es la tensión no resuelta entre individualidad y movimiento de masas, que se plasma en imágenes.

El programa presenta un recorrido que arranca con los pioneros rusos como Dziga Vertov, Esther Shub y Alexander Dovzhenko y americanos –como Robert Flaherty– y concluye con los documentales sobre la Depresión americana en el umbral de la Segunda Guerra Mundial, para presentar un panorama de las retóricas del género y su evolución a lo largo de este periodo. Las prácticas abarcan una multiplicidad de registros, desde nociones de cine informativo y uso de materiales de archivo hasta lenguajes líricos de gran abstracción. Las formas de persuasión inherentes al documental han sido diversas, aunque la figura del sujeto popular como víctima ha sido un elemento central en el modo de interpelación pública que busca el género.

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Programa de cine

Este programa presenta el panorama de la expansión de las prácticas documentales en Europa y Estados Unidos a lo largo de la década crucial de los años treinta, e incide en cómo las tensiones políticas de esta década se traducen en diferentes formas de abordar la representación de los desfavorecidos y las clases populares.

Desde que John Grierson, fundador del movimiento documental británico a finales de los años veinte, definiera el documental como el «tratamiento creativo de la actualidad», este se ha constituido en la opinión pública como un género históricamente indisociable de la representación de las clases populares. Aunque el movimiento británico recoge la formulación pública y autoconsciente del género, no hay que olvidar que este, de hecho, se va configurando desde la última década del siglo XIX. La era «prehistórica» del documental, que abarca de 1890 a 1920, es indisociable de las luchas por los derechos civiles y por la implementación y primer desarrollo del Estado de bienestar moderno en Occidente, así como de los movimientos revolucionarios que triunfan en 1917. La producción de imágenes sobre los desfavorecidos ha sido un instrumento ideológico, simbólico y comunicativo propio de la ideología implícita en el Estado liberal, y se ha convertido en un medio para la conquista de los derechos sociales. La ideología de cambio social es, por tanto, inherente al género documental y a su evolución histórica. De aquí se derivan principalmente los debates sobre la ética y la política del género, que explican su naturaleza de «arte democrático».

Las víctimas de la sociedad son el sujeto por excelencia del género documental. En este sentido, se puede plantear que el género se constituye históricamente para representar a tales sujetos, y que instaura una «tradición de la víctima», tal como el crítico e historiador de cine Brian Winston ha formulado en relación con el documental griersoniano. No obstante, podemos establecer posiciones divergentes o antagónicas en la concepción de la víctima en el documental durante los últimos años veinte y primeros treinta. Así, frente a la corriente griersoniana, liberal y paternalista, discurre otra corriente vinculada al movimiento internacional de los trabajadores, origen de varios tipos de asociaciones amateurs que proliferan en el norte de Europa y llegan a Estados Unidos. Estas ligas promueven la cultura de la imagen entre las clases trabajadoras, buscan formas de emancipación a través de la autorrepresentación e intentan superar el modelo paternalista. La conquista de los medios de producción pasa por el dominio de la representación.

Los documentales a menudo tratan temas vinculados tanto a las políticas reformistas de la era de la Depresión y del New Deal como del movimiento de las ligas de cine y fotografía de los trabajadores. Se describen las luchas sociales y la vida cotidiana, los efectos de la crisis económica en el mundo rural y de la inflación entre los trabajadores industriales metropolitanos. Son recurrentes las imágenes de parados y trabajadores precarios. Las escenas de multitudes y personajes de las clases populares en la calle intentan dar forma al nuevo sujeto popular emergente que actúa según un doble movimiento, de singularización y a la vez de desubjetivación. Uno de los grandes problemas de este periodo es la tensión no resuelta entre individualidad y movimiento de masas, que se plasma en imágenes.

El programa presenta un recorrido que arranca con los pioneros rusos como Dziga Vertov, Esther Shub y Alexander Dovzhenko y americanos –como Robert Flaherty– y concluye con los documentales sobre la Depresión americana en el umbral de la Segunda Guerra Mundial, para presentar un panorama de las retóricas del género y su evolución a lo largo de este periodo. Las prácticas abarcan una multiplicidad de registros, desde nociones de cine informativo y uso de materiales de archivo hasta lenguajes líricos de gran abstracción. Las formas de persuasión inherentes al documental han sido diversas, aunque la figura del sujeto popular como víctima ha sido un elemento central en el modo de interpelación pública que busca el género.

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fechas
8 octubre 2008 – 17 diciembre 2008
precio
Una sesión: 2 € Abono: 12 € Amigos del MACBA: gratuito Auditorio MACBA. Aforo limitado
título
Políticas de la víctima. Poéticas del cine documental en los años treinta
fechas
8 octubre 2008 – 17 diciembre 2008
título
Políticas de la víctima. Poéticas del cine documental en los años treinta
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Una sesión: 2 € Abono: 12 € Amigos del MACBA: gratuito Auditorio MACBA. Aforo limitado
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