Seminario
El arte revolucionario soviético producido entre las décadas de 1910 y 1930 sigue ejerciendo un influjo poderoso sobre numerosos aspectos de nuestro modelo cultural. Sin embargo, el modo de evocar este arte ha oscilado históricamente entre la fetichización de sus invenciones formales y la exaltación de su idealismo, mostrado como una imposibilidad voluntarista dentro de una quimera («la» revolución a imagen y semejanza de un monstruo mitológico que siempre acaba por devorar a sus hijos).
Ciertas visiones dominantes sobre las vanguardias soviéticas han sofocado su carácter de acontecimiento, de irrupción poderosa de la singularidad y la diferencia en el devenir de la historia del arte y también de la política. Asimismo, han obviado la fuerte resonancia que la potencia de dicho acontecimiento ha tenido –desde entonces y hasta ahora– en la búsqueda de una politicidad del arte –la cual, por necesidad, ha de ser siempre renovada. En este seminario se trata de pensar la actualidad de ciertos debates, habidos en el seno del arte soviético revolucionario, en un doble sentido: ¿De qué manera la onda expansiva de aquel acontecimiento reverbera aún hoy? y también, ¿bajo qué formas es posible apropiarse de algunos de sus procedimientos, modelos y herramientas?
Para ello, podemos acercarnos a través de un triple movimiento al caso propuesto. En primer lugar, se trata de articular una genealogía; en segundo lugar, de aplicar una lectura crítica; y en tercer lugar, de rastrear la actualización de algunos de sus debates y prácticas, de entre los cuales, para este seminario, hemos elegido aquellos que tuvieron lugar en torno a la irrupción del productivismo y de la factografía.
Cada uno de esos movimientos de aproximación seguramente genera tantos interrogantes como certezas. ¿Cuál puede ser la actualidad de un arte de la producción cuando está en curso una revolución del modelo de producción capitalista? ¿Cuál sería su programa posfordista? ¿Cómo poner en práctica una articulación entre arte y producción que no contribuya a la expansión de las formas estetizadas de la política o del consumo de masas? ¿Qué sentido tiene un arte dedicado al registro de los hechos, en el marco de las sociedades de la vigilancia y el control? ¿Dónde se ubican los procesos de transformación radical de nuestras sociedades a los que las nuevas politicidades del arte deben contribuir?
Este seminario forma parte del PEI