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Robert Whitman (Nueva York, 1935) está considerado uno de los precursores de la performance y pionero en la utilización de las nuevas tecnologías como herramienta de creación artística.

Sus primeras experiencias en el ámbito de la performance tuvieron lugar en Nueva York, a finales de los años cincuenta, de la mano de artistas como Jim Dine, Red Grooms, Allan Kaprow y Claes Oldenburg. Pero las acciones de Whitman pronto se desmarcaron de la inmediatez y radicalidad de las de sus colegas para adoptar registros más poéticos y oníricos. Mediante elaborados sistemas de proyecciones de luces, sombras, diapositivas y películas, el artista crea ambientes en los que entrelaza fantasía, realidad y ficción.

Robert Whitman. Playback fue la primera exposición que se dedicaba al artista en el Estado español. En ella pudo verse una buena muestra de las obras de Whitman producidas desde principios de los sesenta hasta finales de los setenta, entre las que se incluían filmaciones y fotografías de sus performances, algunas de sus más destacadas Cinema Pieces –Window (1963), Garbage Bag (1964) y Shower (1964)–, y una serie nunca antes expuesta de dibujos sobre Dante.

Robert Whitman nació en Nueva York en 1935. Estudió literatura en la Rutgers University de 1953 a 1957, e historia del arte en la Columbia University en 1958. A finales de los cincuenta empezó a presentar performances, entre las que se incluyen sus innovadoras obras American Moon (1960) y Prune Flat (1965), y a exponer sus trabajos multimedia en algunos de los más influyentes espacios experimentales de Nueva York. Junto con los científicos Fred Waldhauer y Billy Klüver y el artista Robert Rauschenberg, Whitman fundó, en 1966, Experiments in Art and Technology (E.A.T.), una asociación heterogénea que organizaba colaboraciones entre artistas y científicos. Realizó exposiciones individuales en el Jewish Museum, Nueva York (1968), el Museum of Contemporary Art, Chicago (1968), o el Museum of Modern Art, Nueva York (1973). DIA organizó una retrospectiva de sus obras teatrales en 1976. Algunos de sus proyectos teatrales también han visitado distintos espacios europeos, como el Moderna Museet, Estocolmo (1987 y 1989), y el Centre Pompidou, París (2001 y 2002).

Whitman, uno de los primeros en un círculo heterogéneo de artistas que adoptó el naciente lenguaje de la performance, ideó un estilo personal distintivo. Sus obras para el teatro se distinguían por una fantasmagoría poética y fugitiva. Para destilar lo ilusorio y lo real dentro de un mundo físico onírico, se valió de proyecciones mediante una serie de recursos, que iban desde la proyección de sombras hasta las diapositivas y las películas. El cine mudo y formas teatrales de tipo ritualista y atávico inspiraron la visión alucinada de Whitman. Con las performances de Whitman de principios de los sesenta coincidió la realización de un grupo de media docena de esculturas, a las que dio el nombre de Cinema Pieces. En ellas, la proyección fílmica anima objetos cotidianos. No se trata de cine documental: el espectador siempre es consciente de los procedimientos cinematográficos, debido al hábil uso por parte del artista de recursos técnicos. Whitman combina técnicas cinematográficas (el primer plano y el zoom), para lograr una intimidad, con medios esculturales (situaciones en tiempo y espacio real), para facilitar un contacto directo.

Más adelante, recurrió a ingenieros, científicos y especialistas similares para explorar las posibilidades de fundir efectos ópticos y representaciones de la realidad. En la evolución de Whitman tuvo un papel esencial su creciente convicción de la inminente posibilidad de un maridaje entre el arte y la tecnología, una convicción ampliamente compartida en esa época. Las nuevas alianzas entre artistas interesados por la electrónica y científicos atraídos por la posibilidad de trabajar en proyectos interdisciplinarios configuró el clima estético del último tramo de la década. Tales convicciones impulsaron la asociación Experiments in Art and Tecnology (E.A.T.), fundada en septiembre de 1966 por Whitman, el artista Robert Rauschenberg y los científicos Fred Waldhauer y Billy Klüver. Para Whitman, la tecnología sólo ha sido un medio para un fin. No tiene ninguna importancia si en una obra en concreto se utiliza un “hardware” avanzado, materiales de segunda mano improvisados, o simplemente papel y grafito. Lo que cuenta son las relaciones abstractas subyacentes que definen e individualizan una experiencia –color, forma, ritmo, estructuras espaciales y temporales–, condensadas y destiladas todas ellas en la definición de Whitman de la “imagen” implícita.

Esta retrospectiva estudia las obras de este influyente periodo de la trayectoria de Whitman, desde principios de los sesenta hasta finales de los setenta, expuestas en contadas ocasiones, y reivindica no sólo su presencia, sino también su vigencia y oportunidad en un clima estético dividido por la introducción de tecnologías cada vez más nuevas. No obstante, la exposición Playback tiene un interés adicional: presenta la obra de Whitman como el paradigma de un tipo de inventiva basada más en el ingenio de unos recursos poéticos que en los “trucos tecnológicos”.

Comisaria: Lynne Cooke
Producción: Dia Art Foundation, New York, en colaboración con el MACBA. En el marco del Festival LOOP.

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Moritz