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El mal de escritura inauguró, en el Centro de Estudios y Documentación MACBA, una línea expositiva orientada a dar a conocer una nueva tipología de libro de artista que recurre a la narración y a la ficción como materia principal. La sala de exposiciones se convertía así en una sala de lectura, que ofrecía al visitante más de 150 libros, panfletos, cuartillas, ensayos, novelas y otros documentos, diseñados por artistas decididos a encontrar nuevos lenguajes y espacios de reflexión para el arte contemporáneo.

En estas publicaciones podían rastrearse ciertos rasgos comunes: además de la mencionada adscripción a la ficción, la gran mayoría de ellas evidenciaba un uso especialmente creativo de la tipografía y el diseño, y recurría a canales de distribución alternativos y minoritarios. La exposición estuvo comisariada por Chus Martínez y Xabier Salaberria se encargó del diseño del espacio.

Se llevaron a cabo tres proyectos específicos para la ocasión: El mundo explicado, del artista mexicano afincado en Barcelona Erick Beltrán; Pourquoi Malady?, del danés Jörgen Michaelsen y 60 cartas, de David Bestué y Marc Vives.

El mal de escritura es un proyecto algo distinto a lo que estamos acostumbrados. Se trata de una colección de libros, opúsculos, panfletos, cuartillas, escritos todos por artistas y que constituyen una biblioteca muy singular.

Si tradicionalmente se distingue entre libros de artista y textos teóricos/críticos/biográficos escritos por artistas, lo que tenemos aquí son textos de ficción: ficción académica, ficción literaria, ficción política y fi cción poética. Libros pensados, producidos y, en su gran mayoría, publicados por artistas y que, sin embargo, no son libros de artista. Novelas y ficciones de distinto tipo y de dudoso éxito en el mundo literario, puesto que el éxito depende fundamentalmente de dos factores: los canales de distribución y el carácter experimental de los textos.

Los circuitos de distribución determinan la presencia de los libros en los lugares corrientes donde uno va a buscar una novela. Estos proyectos ven la luz porque los mismos artistas, editoriales minúsculas e independientes o las instituciones y centros de arte deciden publicarlos. No hay agentes literarios y, por tanto, viven al margen –o mejor, en paralelo– de las grandes empresas especializadas en literatura. Por otro lado, leyendo estos textos, el lector descubre que se trata de un ejercicio de reinvención del lenguaje y la escritura destinada a relacionarse con la producción artística; así, estos libros quieren ser leídos por aquellos a quienes interese el arte contemporáneo, aunque esta no sea una intención explícita.

El proyecto, pensado para el Centro de Estudios y Documentación del MACBA, tiene una fecha de apertura y cierre, pero su presentación pública constituye solo su inicio. Es un primer paso para dar a conocer los volúmenes de los que disponemos hasta el momento: más de 150 títulos escritos por 60 artistas internacionales, la mayoría pertenecientes a una misma generación. Este es el resultado que arroja un año de rastreo y que crecerá a medida que se localicen más textos. En muchos casos sabemos de su existencia y publicación, pero resulta complicado obtener copias. El escaso número de ejemplares publicados y la gran diversidad de mundos en los que se distribuyen no facilitan la tarea de localización, a lo que hay que añadir el hecho de que muchos son ya libros de «culto» o muy buscados por la comunidad artística. La inauguración de El mal de escritura debe entenderse como la apertura al público de una biblioteca que no solo tiene continuación sino que podrá adoptar múltiples formatos expositivos o de consulta. Esta primera versión es fruto de la colaboración con el artista Xabier Salaberria, quien ha diseñado el espacio.

La biblioteca no está ordenada por materias. Sería casi imposible realizar esa distribución sin inventar categorías de un modo borgiano para ordenar los volúmenes. Los libros se distribuyen en el espacio de forma que cada cual vaya descubriendo qué es qué y la mejor manera de relacionarse con ellos. Algunos son textos cortos, otros novelas que requieren tiempo para su lectura, lo que signifi ca que hay que acudir con voluntad de leer y de estar con los libros. Hay más de un ejemplar a disposición del lector y usuario, de modo que un mismo texto puede ser leído por varias personas simultáneamente.

El mal de escritura da cuenta del creciente interés del Museo por la escritura. Un interés que comparte el Programa de Estudios Independientes (PEI) del MACBA y que en 2010 dará lugar a un debate y a una serie de actividades que abordarán el estado de la crítica y los ejercicios de imaginación radical que suponen las iniciativas como esta exposición.

El proyecto incluye tres trabajos realizados específicamente para esta primera presentación: El mundo explicado, del artista mejicano afi ncado en Barcelona Erick Beltrán; el texto Pourquoi Malady?, del danés Jørgen Michaelsen, y 60 cartas, de David Bestué y Marc Vives.

El mundo explicado es un compendio de las teorías del denominado «hombre de a pie», cuyo segundo volumen se va produciendo e imprimiendo día a día en el mismo Centro de Estudios y Documentación. Erick Beltrán utiliza una impresora Hartmann instalada en el espacio del Centro para imprimir casi a diario una enciclopedia singular, fruto de las teorías sobre el mundo recogidas por un grupo de entrevistadores en los alrededores del Museo. Así, pliego a pliego va tomando cuerpo un libro, un segundo volumen que se suma al que Beltrán realizase durante la pasada bienal de São Paulo (2008).

El dúo Bestué/Vives propone el envío de cien cartas a personas e instituciones de nuestra ciudad. La intención es intentar establecer un contacto directo y personal con una serie de personas escogidas por los artistas a través de estas misivas. El desuso en el que ha caído el género epistolar añade rareza al proyecto, puesto que refleja, en palabras de los artistas, un esfuerzo por generar un «gesto» para propiciar una respuesta, la comunicación con los destinatarios. El texto –las cartas– tiene la misión de interpelar el modo de insertarse en la realidad de cada una de estas personas que participan muy directamente en la construcción de Barcelona.

Comisaria: Chus Martínez Producción: Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA)

Comisariada por

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