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Campos de fuerza proponía un recorrido transversal por un período de la historia del arte comprendido entre 1920 y 1970, y se centraba en todas aquellas tentativas artísticas en las que la creación se presentaba como posible modelo del universo. Materia, energía y espacio devenían así preocupaciones estéticas esenciales para una serie de artistas que, desde parámetros abstractos, exploraban las continuidades entre contrarios tales como macrocosmos y microcosmos, universo y mente, materia y vacío, espacio interior y espacio exterior.

La clave temática de la exposición la ofrecían las piezas de los años veinte de Marcel Duchamp, Naum Gabo o László Moholy-Nagy; los móviles de Alexander Calder de los años treinta; y las obras que Georges Vantongerloo produjo desde 1945 hasta su muerte.

Se evitó un planteamiento cronológico o historiográfico, para articular en su lugar nuevos relatos en torno a “lo cinético”. Frente a una escena del arte dominada, desde Estados Unidos, por la influencia del expresionismo abstracto, el minimalismo y el arte pop, se reunían aquí una serie de artistas que compartían un mismo interés en la investigación del lenguaje del movimiento. A su vez, la exposición establecía conexiones reveladoras entre grupos de trabajo históricamente considerados antagónicos, como es el caso del arte concreto y el informalismo de la década de los cincuenta.

Esta exposición propuso una nueva lectura del arte producido aproximadamente entre 1930 y 1970 que reflejó una preocupación continua por el arte como posible modelo del universo, tomando como clave temática los primeros móviles de Alexander Calder y la obra que Georges Vantongerloo produjo después de 1945. Manteniéndose dentro de los parámetros del abstracto o de la no-representación, la muestra siguió unos hilos conductores sólidos pero ocultos en el arte del siglo XX: el arte como proceso de especulación en los fundamentos de la materia y el cosmos, las metáforas del espacio y el tiempo, los trazos de energía, la transformación de la materia, las estructuras estéticas paralelas a la naturaleza, las especulaciones sobre el flujo y el vacío, las nuevas maneras de entender el cuerpo en el espacio y el espacio en el cuerpo...

La exposición implica, en parte, una revalorización de determinados aspectos del arte cinético de los años sesenta, una tendencia a menudo ignorada o trivializada en la historia del arte. Algunas de estas obras necesitan una nueva presentación desde hace tiempo, especialmente de cara a las generaciones más jóvenes, que no han tenido ninguna experiencia directa sobre el "lenguaje del movimiento". Al mismo tiempo, la muestra establece conexiones reveladoras entre grupos de trabajo que la historia del arte ha considerado convencionalmente como polos opuestos o incluso como antagonistas, como es el caso de las tendencias a "lo concreto" y al informalismo de los años cincuenta.

Entre los artistas representados encontramos a algunos clásicos como Constantin Brancusi, Pol Bury, Alexander Calder, Marcel Duchamp, Naum Gabo, Laszlo Moholy-Nagy y Georges Vantongerloo. La presencia latinoamericana es destacable, con artistas como Sergio Camargo, Gego, Julio Le Parc o Jesús Rafael Soto. Entre los españoles, destacan Pablo Palazuelo y Eusebio Sempere. También es importante la sección dedicada al dibujo, con obras de Sol Lewitt, Wols, Henri Michaux, Jean Tinguely, Takis o Lucio Fontana, entre otros.

Después de su presentación en el MACBA, esta exposición itinera a la Hayward Gallery de Londres (del 13 de julio al 10 de septiembre de 2000).

Muestra producida y organizada por el MACBA.

Comisario: Guy Brett

Con la colaboración de The British Council in Barcelona

Itinerancias

13 JUN. - 17 SEP. 2000 Hayward Gallery, Londres