Comptar i numerar les pigues d'una part del braç per part dels assistents, 1973/1992

La trayectoria artística de Abad se orienta en función de una voluntad utópica de transformación de la realidad mediante el arte. En la escena catalana de los años setenta, en el contexto del arte conceptual, coexistía una mezcla de tendencias que se habían desarrollado en el ámbito internacional, como el body art, el land art, etc. De todos los trabajos de Francesc Abad de ese período, dedicados conceptualmente a la naturaleza, destaca uno, dedicado a los cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua, realizado en 1972 y expuesto en 1973 dentro de la serie Documentos, un título que recogía las propuestas sobre los elementos naturales de diversos artistas, como Jordi Benito, Antoni Muntadas y Francesc Torres, entre otros.

Para Francesc Abad, en aquel momento era muy fácil pasar de las experiencias de land art al body art. El cuerpo como parte implicada en la naturaleza fue también objeto de acciones, como Comptar i numerar les pigues d’una part del braç per part dels assistents. Esta acción se realizó el 1 de diciembre de 1973, en la exposición Terrassa. Informació d’Art. El título de la pieza describe la acción ejecutada por los participantes, y la fotografía aparece como un medio totalmente integrado e implícito en la concepción y la ejecución de la acción. La concepción pragmática y empírica de la obra se refleja en la definición de su método de trabajo: “Para mí, la realización del arte se basa en una sucesión escalonada, progresista, que se inicia en una propuesta, se estructura en un proyecto y busca una documentación que me proporcione un conocimiento, del que derivo una reflexión/intención, manifestada en un pensamiento a través de la imagen, que quiere ser reflejo de la realidad”. Su obra se irá independizando, en un proceso de radicalización que se prolonga prácticamente hasta 1978. A partir de ese momento inicia un nuevo tipo de reflexión, más filosófica, en torno al hombre. El proceso implica una aproximación entre el mundo científico y el artístico, y los textos empiezan a aparecer como parte integrante de la obra.

A partir de 1979, Abad inicia un proceso de estudio y apropiación de textos de grandes pensadores occidentales, que le servirán de eje de sus proyectos. En particular, los escritos de Walter Benjamin y Hannah Arendt se convierten en guías intelectuales de sus instalaciones. Las referencias literarias proceden de campos y personalidades muy distintas, pero siempre comparten una actitud rebelde ante la injusticia y la agresión a las libertades individuales, y por tanto, fomentan una conciencia crítica hacia los poderes fácticos de las sociedades contemporáneas.