Crítica institucional


…la "cultura de las transgresiones" implica cierto binarismo romántico. La ley existe, y el alma es aplastada por ella. Obedecer la ley significa vivir con mala fe. La transgresión es el principio de la auténtica existencia, el origen de la verdad y la libertad del arte. Sin embargo las sociedades modernas son constitucionales; deliberadamente, han escrito sus propios principios fundadores, y están reescribiéndolos de forma constante. Tal vez sea una sensación de que precisamente escribir las leyes, y no infringirlas, es lo más significativo y definitorio de lo artístico en la modernidad. Sin duda el arte de vanguardia actuaba de este modo, escribiendo leyes nuevas tan rápido como iba infringiendo las antiguas, y emulando así al Estado constitucional. La maduración y el envejecimiento del arte moderno quizás llame aún más la atención sobre este aspecto. En cualquier caso, el gesto –o el acto– de transgresión parece mucho más ambiguo en cuanto a la forma y al contenido que en los conceptos artísticos simplemente basados en él. Pienso que el arte se desarrolla mediante el establecimiento experimental de leyes o formas de comportamiento similares a las leyes, y mediante los subsiguientes intentos de atenerse a ellas. Admito que ésta es una perspectiva completamente invertida, pero es la que más me interesa.

[…] En mi opinión, el triunfo del arte de vanguardia es tan completo que ha liberado aquellos elementos que solían considerarse anti-liberadores del arte, o del proceso de creación artística. Existen transgresiones contra la institución de la transgresión. Creo que hasta cierto punto lo pictórico ha pasado a ocupar esta posición.

Jeff Wall, entrevistado por Arielle Pelenc. Londres: Phaidon, 1996, pp. 16-17.

 

Jeff Wall, The Giant, 1992